Reina Reech: «Sin plumas, el desnudo pierde glamour»

–«Reinas del marabú». ¿Una vedette sin plumas es como un político sin coche oficial?

–Totalmente. Sin plumas, el desnudo pierde glamour.

–Repasan en el show los arquetipos femeninos...

–Vemos a la mujer sumisa, a la mujer fálica que quiere tenerlo todo, hasta lo que tiene el hombre; a la mujer de las marcas, tan consumista...

–Y todo, ¿para decirnos qué?

–Que sexo e intelectualidad pueden ir juntos en un rollito divertido. Hacemos imaginar una realidad diferente. Hay provocación y humor.

–O sea, de todo para que la mujer no parezca un puro objeto...

–No la verán como objeto, sino como sujeto, aunque vaya desnuda.

–Empiezan hablando de la creación: ¿cuál es el mensaje?

–Si la mujer salió de una costilla de Adán, éste era hermafrodita.

–Dice que sus nueve reinas son como diosas mitológicas. ¿Quiénes son hoy las nuevas diosas?

–Las modelos, las presentadoras de TV, las cantantes... Dependiendo para qué público, incluso las políticas y las escritoras.

–Sus reinas desnudan sus cuerpos y sus emociones. ¿Qué les cuesta más desnudar?

–Desnudar el cuerpo es fácil. Mostrar las emociones es un arte.

–Hoy el desnudo es también una forma de protesta...

–Sí. Las palabras deberían ser más potentes que el desnudo, pero el desnudo fotografía mejor.

–Erotismo y diversión se dan la mano con reflexión y talento, dice.

–Para reflexionar, por ejemplo, con qué te identificas. Entender que si sabemos de qué trata el sexo, sabremos de qué trata la vida.

–Dígame, ¿de qué trata el sexo que usted muestra?

–De no encasillarse, de salir de lo que te contaron, de la libertad. Y la vida trata de bendecir en lugar de maldecir, de andar por todos los caminos y enriquecer el alma. Uno es el creador de su realidad.

–Toque espiritual: terminan el show con un verso de Walt Whitman...

–Dice: «Hoy me canto y me celebro a mí mismo».

–Un plan ideal para la Nochevieja.