Cuba
Rubén Cortada dice «no» a la etiqueta de «guapo de moda»
Sus ojos verdes y su atractivo le han abierto muchas puertas, y él lo sabe. Sin embargo, a Rubén Cortada le empieza a cansar esa etiqueta de "guapo de moda"que le han colgado por su papel de Faruk en "El Príncipe"(Telecinco). "No me considero así e intento no leer lo que dicen de mí", ha explicado.
Detrás de las cámaras, el malo Faruk desaparece para dar paso a una persona tímida, reservada, que sonríe como única respuesta cuando le interrogan sobre su vida personal. "Hay cosas que son solo mías", asevera cuando le preguntan sobre su situación sentimental.
El actor, cubano y español, parafrasea a Séneca cuando asegura en su perfil de Twitter que es "un ciudadano del mundo", y ha reconocido hoy, durante la presentación de una fragancia Loewe a la que presta su imagen, encontrarse en un muy momento "muy dulce"de su carrera, a pesar de los obstáculos que se ha encontrado hasta dar el salto del mundo de la publicidad a la pequeña pantalla.
Recién llegado de la isla donde reside buena parte de su familia, Cuba, el modelo e intérprete ha demostrado a los medios que es algo más que una cara bonita con su simpatía y su humildad. "No soy el novio perfecto, tengo miles de defectos", afirmaba ante la prensa.
Imagen de firmas como Roberto Verino, Calzedonia, Guess o Custo, entre otras, fue precisamente esta faceta como modelo la que dificultó, según ha confesado, su carrera como actor, que ahora va en ascenso gracias a papeles en series de éxito como "Bandolera", "El tiempo entre costuras"y ahora "El Príncipe".
La sangre cubana que lleva en las venas no se manifiesta en forma de buen bailarín. De hecho, "siempre"dice que no sabe bailar para que no le "saquen a la pista", ha confesado entre risas.
Sus auténticas pasiones, además del cine y del teatro, son los ordenadores y los deportes, en especial el tenis y el boxeo. Su profesora de literatura, ha relatado hoy en Madrid, le convenció para que cesase en su empeño de ser ingeniero y se decantase por una profesión más artística y acorde con sus cualidades.
Lo que más le gusta de su profesión es "darle vida a otras personas", aunque todo tiene sus "peros". Su timidez no le impide ser escrupuloso en lo que respecta a su intimidad, una parcela que teme perder ahora que es tan conocido, y reconoce que algunas críticas en el pasado le dolieron especialmente.
"A los actores nos afecta lo que se dice de nosotros", ha explicado, y por eso prefiere no leer todo lo que se publica sobre él, solo las críticas constructivas que le ayudan "a crecer".
Con el personaje al que da vida en "El Príncipe", Faruk Ben Barek, comparte el amor y "el deber de protección hacia la familia", pero poco más. Rubén Cortada es bastante más bueno que el implacable Faruk, y también más real, más cercano y, sobre todo, más humano.
Inmerso en varios proyectos que podrían acercarle a la gran pantalla, y de los que no ha querido dar detalles, este cubano afincado en España dice que no tiene claro con qué actriz le gustaría debutar en el cine, "hay demasiadas donde elegir", comenta.
Lo que sí sabe son las características que debe tener la futura mujer de sus sueños, aunque hay que insistir para que se atreva a enumerarlas.
"Aprecio el humor inteligente", ha señalado al fin el actor ante la insistencia de los medios, que se han congregado hoy para descubrir algo más sobre quién se esconde detrás de una de las miradas actuales más seductoras de la pequeña pantalla.
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