Silvia Luchetti: «Soy la esposa perfecta... sin marido»

–«Sonrisas y lágrimas». ¿De qué ha tenido más en la vida?

–De las dos cosas, pero yo busco la sonrisa, y la encuentro en el estómago.

–¿Comiendo?

–Me encanta comer, pero me refiero más bien a saber digerir las cosas.

–Salió de la Argentina en crisis y ahora se encuentra con la crisis española.

–Parece que me sigue. Es peor la de aquí. Allí hay un hábito: siempre han vivido en crisis, son buscavidas. Aquí están asustados.

–Quizá la vida sea ir de crisis en crisis...

–Prefiero decir de aprendizaje en aprendizaje. No me gusta la queja ni el sentimiento de culpa. Come energía.

–Cuando llegó, cocinaba tartas...

–Sí, y las enviaba. Y daba clases de canto. ¿Para qué trabajas tanto?, me preguntaban. Por si acaso, respondía, porque el teatro es poco seguro...

–No le gustan los concursos tipo «Operación Triunfo».

–Nada. Crean en los jóvenes la conciencia de que esto es muy fácil y de que el objetivo es la fama inmediata.

–¿El tango de la corrupción?

–«Cambalache». Está cada vez más vigente.

–Vive en Casavieja (Ávila), cultiva su huerto y cocina: la esposa perfecta.

–Soy la esposa perfecta... sin marido. Cuando más conozco a las personas, más me gustan las gallinas y las cabras. Y los gatos.

–No me diga que además hace trueque...

–Sí, cambio tomates por queso y clases de canto por chuletas.

–Ha trabajado en grandes musicales. ¿Quién es hoy la bella y la bestia?

–La bestia parece que son los banqueros y la bella, el pueblo.

–«El diluvio que viene». ¿Puede llegar algo peor?

–Creo que conviene tocar fondo para empezar a construir el arca y flotar.

–¿Ve muchos fantasmas fuera de la ópera?

–El mundo está lleno de fantasmas: vivimos en un mundo de apariencias.

–«Los miserables». Señale, si tiene ganas...

–Para mí, son los políticos. Los de un lado y los de otro.

–¿Qué le sube la fiebre los sábados noche? ¿Ligar?

–Ligar me aburre. El hombre ha de entrarme por la cabeza.

–¿Y salir por...?