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Caza al asesino de «masas»
La Policía apunta a uno o varios individuos de ideología neonazi. Los agentes temen que de no detenerlos a tiempo tomen rehenes
PARÍS- ¿Busca la Policía francesa a su propio Anders Breivik, autor de la muerte de 77 personas el pasado verano en Noruega? Es una de tantas preguntas que asedian a los investigadores galos tras la reciente serie de asesinatos múltiples. Si ya no hay dudas de que se persigue al mismo hombre en el triple tiroteo perpetrado en la región de Toulouse en los últimos diez días, el móvil de los mismos seguía siendo un misterio al cierre de esta edición, aunque todo apuntaba a actos de carácter xenófobo y racista.
Los indicios corroboran que el individuo al que se rastrea con los más sofisticados medios por el asesinato de tres militares de origen magrebí y confesión musulmana es quien ayer segó la vida de otras cuatro personas en un brutal atentado antisemita. Pero el hecho de enfrentarse a víctimas de distinta confesión religiosa y diferente perfil profesional, tanto adultos como niños, y a dos instituciones como la escuela y el Ejército, ha sembrado cierto desconcierto en la línea de investigación. Según los responsables de las pesquisas, urge actuar lo más rápidamente posible para localizar a un criminal al que se describe como «frío», «calculador» y «determinado», guiado por una «lógica suicida» y que hace temer lo peor, como una posible toma de rehenes. Desde la división antiterrorista a unidades de ciberagentes especializados, todas las unidades de la Policía están movilizadas.
Entre las principales pistas se contempla seriamente la posibilidad de que se trate de alguien vinculado al movimiento neonazi. Algunos medios, como el semanario «Le Point», señalaban en su edición digital que los militares asesinados la pasada semana en Toulouse y Montauban pertenecían al mismo regimiento de paracaidistas del que fueron expulsados en 2008 tres de sus colegas por protagonizar actos xenófobos y militar en movimientos extremistas. Desde el principio, los agentes buscan a un individuo de complexión fuerte y que, por su destreza y «perfecto conocimiento» de las armas y su sangre fría, podría encajar con el perfil de un militar o ex militar. Según algunos testimonios, llevaría algún tipo de tatuaje en la cara.
No obstante, algunos especialistas creen que no se trata de un asesino en serie, sino de un «asesino de masas», con una personalidad paranoica que, como Breivik, cree tener una misión que cumplir. «Su mensaje puede ser tan simple como mostrar su oposición al mestizaje y la diversidad», declaraba a «Le Figaro» Roland Coutenceau, psiquiatra y experto criminal. Una forma de captar la atención de los políticos en plena campaña. Aunque no se descarta ninguna hipótesis, la pista del terrorismo internacional cobra menos valor a la luz de los indicios, así como la teoría del agresor desequilibrado mental y sin ninguna ideología.
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