Jubilación
El síndrome de la prisa
La velocidad y la luz han sido los temas de la semana. Les ha entrado la misma fiebre por ahorrar que otrora tuvieron por gastar. Y quieren hacerlo como siempre, a golpe de decreto. Nos bajan el límite a 110 cuando en Holanda lo suben a 130. Le llaman ahorro a lo que quiere decir recaudación. Necesitan cobrar más por multas porque han gastado tanto en tan poco tiempo que sólo nos quedan deudas. Y un agujero rojo que asusta en la otrora boyante Seguridad Social, que está ya en déficit. Nada ni nadie se libra del vendaval. A Zapatero y sus ministros les ha empezado a entrar el síndrome de la prisa. Reaccionaron tan tarde y tan mal ante la crisis que ahora quieren ser los primeros en tomar medidas para hacer frente a la escalada de los precios del petróleo. Quieren mandar al mundo el mensaje de que son ejemplares en recortes. Sí, probablemente hay que recortar, sobre todo si cae la producción de crudo. Pero sería bueno no hacerlo a lo loco como siempre, sin consultar a nadie como de costumbre, despreciando a la oposición y a los sectores más directamente afectados como es habitual. La cuestión es que ahora sólo se habla de ahorrar, cuando lo que necesita España es consumir. Si no hay consumo no hay reactivación, las empresas carecen de ingresos para crear empleo y nadie se atreve a sacar de la hucha el dinero, pues hay tanto miedo que sólo pensamos en quedarnos como estamos, esperando un milagro que no llega porque los milagros en economía no existen, sólo hay causas y efectos, gestión y resultados, acierto o fracaso.¿Ahorrar? Por supuesto. El Gobierno y las autonomías tienen que ahorrar eliminando gasto corriente superfluo. Pero no quieren ajustarse el cinturón sino apretar el nuestro recortando derechos, retrasando la jubilación y cociéndonos a multas e impuestos para cobrar más y poder mantener así su tren de gastos en subvenciones, eres falsos, televisiones deficitarias y mamandurrias regionales. El país necesita reactivarse y el Gobierno lo que propone es detenerlo. Se puede bajar el déficit subiendo el IVA y otros impuestos, pero eso es sólo pan para hoy. Al final a la gente no le compensa comprarse un coche nuevo y aguanta con el que tiene. Resultado: las ventas de turismos caen hasta el 27,6 por ciento. Si no se venden coches y no se venden casas, el país está parado. Porque ambos sectores son los que tiran de la actividad, por mucho que ZP se empeñe en hablarnos de economía sostenible. Y medidas como reducir la velocidad a 110 o apagar las farolas no servirán de nada. Después de años de gastar sin parar en lo que no tenían, al Gobierno de Rodríguez Zapatero le han entrado las prisas. Ven que esto se acaba y deciden cosas a lo loco en un intento desesperado por evitarlo. Sin darse cuenta de que cada vez es peor porque hay menos tiempo, menos recursos, menos paciencia y más hartazgo ante tanta improvisación y tanta ocurrencia y tanto bandazo.
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