Cataluña

Apatía social

La Razón
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Uno de los políticos catalanes que participó en el Estatuto de Sau, forjado en la transición y de tan buenos resultados, solía decir que esta norma de autogobierno había que reclamarla, pero con sumo cuidado al aplicarla. Excelente reflexión que saltó por los aires el día que Zapatero alimentó sentimientos que a la inmensa mayoría de los catalanes les deja bastante fríos. He ahí el escaso resultado de participación en el referéndum, muy lejos de alcanzar siquiera la mitad de la población. En Cataluña, actualmente, una cosa es la clase política y otra la clase social. Cuando se viaja con frecuencia a esta hermosa tierra es fácil comprobarlo. Un sentimiento de hartazgo afecta a numerosos ciudadanos, saturados de políticos que braman por la soberanía. Al lema de menos «nación» y más «financiación», la sociedad catalana busca trabajo, la buena marcha de su economía. Una comunidad y unas gentes cuyo objetivo fue siempre el bienestar, sin olvidar la riqueza de su historia, su lengua y su cultura. Es de desear que la irresponsabilidad de Zapatero y de algunos dirigentes no haga pedazos este legado de convivencia cosmopolita y moderno, tradicional de los catalanes. Cuanto más gritan los políticos, más anida algo en la calle. Una profunda apatía. Es decir, indiferencia social.