Crisis política en Italia
Fini ofrece a Berlusconi un pacto de gobierno
Presenta su nuevo partido «Futuro y Libertad», con la ambición de ganar posiciones en el centro.
El Gobierno italiano, de momento, sigue adelante. Gianfranco Fini, presidente de la Cámara de los Diputados y antiguo aliado de Silvio Berlusconi, descartó ayer la ruptura total con el primer ministro y ofreció un pacto para terminar la legislatura «sin vuelcos».
En el acto de celebración del nacimiento de su nuevo partido, Futuro y Libertad para Italia (FLI), Fini alternó la mano tendida con el puño. Cuando se refirió a su expulsión el pasado julio del Pueblo de la Libertad (PDL), la formación que fundó junto a «Il Cavaliere» aseguró que fue un episodio propio del «peor estalinismo».
El PDL, creado hace un año y medio con la aspiración de convertirse en el gran partido del centro derecha italiano, «ya no existe», apuntó Fini. Hoy el «espíritu auténtico» de aquel movimiento reside en FLI. El Pueblo de la Libertad sólo consiste en la anterior agrupación política de Berlusconi, Forza Italia, «ampliado con algunos coroneles que han cambiado de general».
Los asistentes aplaudieron entonces a rabiar, censurando a los antiguos hombres fuertes de Fini que no han sabido resistirse a la atracción «berlusconiana».
«Avanti» (adelante) fue una de las palabras más repetidas en el apasionado discurso del considerado durante años delfín de «Il Cavaliere». «Avanti» para «hacer renacer las ideas originales» del PDL. «Avanti» para «evitar que el Gobierno» cometa errores ya que «gobernar no significa comandar». Y «avanti», eso sí, sin «cambiar de bando», descartando así las especulaciones sobre una posible alianza entre Fini y la oposición de centro izquierda para provocar la caída de Silvio Berlusconi. El Ejecutivo podrá contar con el apoyo de los 33 diputados de FLI siempre que mantenga «el buen camino». Debe primar, aseguró el líder del nuevo partido, el «interés nacional», el «respeto a las instituciones» y el «diálogo», también con la oposición, para la consecución de acuerdos.
A tenor de la trayectoria del Gobierno, entregado a las exigencias de la Liga Norte, mucho se tendrá que corregir el rumbo para cumplir con el peaje exigido por Fini.
El liderazgo de Berlusconi nunca fue puesto en duda por su antiguo socio y amigo. «Tiene el derecho y el deber de gobernar» ya que fue elegido «de forma mayoritaria por el pueblo». «Il Cavaliere», se encargó Fini de recordarle, cuenta todavía con una situación muy ventajosa: si acepta negociar con FLI seguirá disfrutando de una cómoda mayoría en el Parlamento. Ni siquiera la Justicia, vieja enemiga del primer ministro italiano, tiene derecho a quitarle a Silvio Berlusconi las riendas del poder.
«Los electores han querido que gobierne aunque algunos segmentos de la magistratura caen en la tentación de sacarlo del juego», apuntó Fini. Para que «Il Cavaliere» evite los procesos que tiene pendientes mientras sea primer ministro pidió una ley que suspenda sus juicios durante este tiempo.
Discurso simbólico
El presidente de la Cámara de los Diputados eligió un lugar cargado de simbolismo para pronunciar su discurso. Lo hizo en Mirabello, ciudad de Emilia Romaña donde tiene origen su familia y en la que, en 1987, heredó el liderazgo del partido posfascista MSI de manos de Giorgio Almirante.
En Mirabello, Gianfranco Fini también aprovecho para lanzar un guiño al ministro de Economía, Giulio Tremonti, actual hombre fuerte del Ejecutivo de Berlusconi, a quien alabó sin rubor. Sabe que Tremonti será una de las piezas claves del escenario post «berlusconiano».
Descartadas las elecciones anticipadas
Fini acaba, de momento, con las quinielas sobre la próxima convocatoria de elecciones. Si Berlusconi quiere y acepta negociar con él podrá completar la legislatura, que en teoría concluye en 2013. Aunque anoche los edecanes de «Il Cavaliere» volvían a pedir al presidente de la Cámara de los Diputados que dimitiese, el pragmatismo obligará al primer ministro a aceptar el pacto ofrecido por Fini, dejando las polémicas leyes «ad personam» para otra ocasión. Pese al enfrentamiento entre ambos líderes, Italia sigue teniendo la oportunidad para acometer las reformas que tanto necesita.
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