Oporto
Atrapados: la huelga de metro paraliza Madrid
El incumplimiento de los servicios mínimos sumió en el caos a la ciudad / El Metro no funcionó y las líneas de autobús y carreteras se colapsaron / Hoy se repite el paro total
No fue suficiente. Ni la flota de autobuses de la EMT, ni los 16.000 taxis que operan en la región ni todos los trenes de Cercanías juntos fueron capaces de evitar ayer el caos total en toda la Comunidad a causa de la huelga de los trabajadores de Metro de Madrid. Desde primera hora de la mañana, las caras de desconcierto de los usuarios en cada boca de Metro no tenía precio.
Nadie esperaba que los 7.610 trabajadores de la empresa pública finalmente llevaran a cabo sus amenazas de incumplir los servicios mínimos decretados por el Gobierno de Esperanza Aguirre. Es, sin duda, el paro más salvaje que se recuerda en los últimos 20 años.
Para el que no lo quisiera creer, la voz femenina que sonaba cada minuto por megafonía en todos los andenes del suburbano lo dejaba bien claro: «Metro de Madrid informa que con motivo del incumplimiento de los servicios mínimos establecidos no se presta servicio en toda la red de metro. Rogamos abandonen las estaciones». Así, a los dos millones de afectados no les quedó más remedio que salir «a la superficie» e improvisar un nuevo itinerario para llegar al trabajo. Las colas que se formaron en cada parada de autobús y de taxi fueron, desde primera hora de la mañana, kilométricas. El servicio de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) no daba abasto pese a que el servicio funcionaba al cien por cien –circulaban los mismos vehículos que un día laborable en hora punta en época de invierno–. «Normalmente vamos llenos, pero hoy no se puede ni respirar», comentaba un conductor.
Como consecuencia de la masiva demanda de autobuses, la web de la EMT permaneció durante toda la jornada de ayer fuera de servicio al haber recibido «siete veces más tráfico de lo normal», señaló un portavoz. La web de la DGT también falló en varias ocasiones ayer. Y es que sacar a dos millones de personas a la calle que normalmente se desplazan por Madrid bajo tierra, lógicamente, trae como consecuencia un colapso general del tráfico.
Según datos del Ayuntamiento de Madrid, la circulación en la M-30 se incrementó hasta un 11 por ciento de 15:00 a 16:00 horas y un 8 por ciento de 19:00 a 20:00 horas de la tarde. El Consistorio calificó la circulación de «densa pero normalizada». Los únicos que ayer se vieron beneficiados de la huelga masiva, fue el gremio de taxistas. Desde Radio Teléfono Taxi, que cuenta con una flota de más de 2.000 vehículos, aseguraban que el número de llamadas se había duplicado. «Somos 15 personas cogiendo llamadas y tenemos ahora mismo a 40 clientes en espera. Te tengo que dejar», comentó ayer una operadora a este periódico.
Pero el verdadero caos llegó por la tarde, cuando el rumor de que abría la Línea 8 (que llega hasta todas las terminales del aeropuerto de Barajas) corrió como la pólvora. Había conductores dispuestos a trabajar y, de hecho, varios agentes de la UIP se desplegaron por los vestíbulos y andenes de esta línea por si se producían altercados con los piquetes. Ocurrió después de que el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, ofreciera a la presidenta de la Comunidad, Eperanza Aguirre, «los servicios del Ministerio» ante la situación que se vivía en Madrid.
Sin embargo, la Comunidad decidió dar marcha atrás al no poder garantizar su normal funcionamiento en lo que quedaba de jornada. «Abrirla sólo durante unas horas –señalaron fuentes de Transportes– sólo generaría más confusión y causaría aún más molestias a los usuarios». La Comunidad volverá hoy a intentar que alguna línea de gran afluencia pueda funcionar. De hecho, Metro abrirá hoy todos los vestíbulos de sus estaciones –no los andenes– con el resto de profesionales preparados por si, en algún momento, pudiera reanudarse el servicio en alguna línea.
No obstante, los trabajadores deciden hoy en Asamblea convocar la huelga indefinida a partir de mañana.«No he llegado a una entrevista de trabajo»Madrid- No todo el mundo «simplemente» llegaba ayer tarde al trabajo. Había gente que tenía citas importantes e incluso algunos actos se llegaron a suspender. «Tenía una entrevista de trabajo y ya no llego aunque coja un taxi», comentaba una joven ayer en Cibeles a las 10:20 de la mañana. «Era a las diez», decía resignada.
También las empleadas del hogar estaban ayer preocupadas. «Estoy llamando para ver si hoy puedo quedarme hasta más tarde, porque me pagan por horas y ya he perdido dos», explicaba una mujer que no sabía cómo llegar hasta Majadahonda. «Pero seguro que no pasa nada», añadía. Y es que ayer había dos formas de tomarse la huelga. La «opción A», era la de este joven en Conde de Casal: «He tardado más de hora y media en llegar desde Rivas cuando se llega en 40 minutos. Pero bueno, vengo escuchando música, tranquilito, ¡qué le vamos a hacer!». O la «opción B», enfadado: «He tenido que coger el 34 en Oporto hasta Embajadores, y allí el circular hasta Diego de León. Llego casi dos horas y media tarde cuando suelo tardar 20 minutos», comentaba nerviosa otra mujer consultando la hora en su teléfono móvil. Además de los trabajadores de seguridad de Metro y los 50 empleados de atención móvil al cliente de la EMT que se ubicaron en las principales paradas y en los intercambiadores para informar a los usuarios de las posibles rutas alternativas, ayer, todo el mundo se preguntaba entre sí.
«¿Sabes cómo se puede llegar a Moncloa?», decía una mujer a un joven en la plaza de Callao. En este caso, la ruta más rápida era caminando, como hicieron muchos usuarios habituales de Metro. «Así evito el tráfico. Aunque para volver a casa, con el calor que va a hacer...», decía la señora. Y, como cada vez que hay una huelga, en cada cola de autobús o taxi, los usuarios comentaban en alto la misma pregunta: «¿Qué culpa tenemos nosotros?».
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