«Corteo»: «Bellissimo»

Hace falta un largo viaje de ida y vuelta para llegar a la infancia desde la madurez. La expansión del Cirque du Soleil es la crónica de un éxito que había llegado fagocitar a sus criaturas. Pero la compañía de Guy Laliberté estaba dotada para regresar a sus orígenes, a un «show» esencialista en el que el circo le tiende la mano a la música y al teatro para reinventarse más allá de las fronteras rancias del género.

Tras «Dralion», «Quidam» y «Varekai», «Corteo», un espectáculo de 2005 que llega ahora a España, vuelve a ser fiesta sensorial, como «Alegría». La feliz unión con Daniele Finzi Pasca tiene parte del mérito. El universo del suizo, una postal mediterránea, funcionó en el Cirque Eloize, y lo hace aquí. La madurez de los canadienses se nota además en lo arriesgado de una apuesta más teatral y melancólica –sin perder espectacularidad y humor– que parte de la muerte como «leit motiv». Porque «Corteo» es un «cortejo» fúnebre, el del payaso Mauro, que muere y asciende a los cielos entre números deslumbrantes de trapecistas en lámparas de araña y acróbatas en camas decimonónicas, a las que Finzi Pasca imprime su bagaje escénico. Música, vestuario, maquillaje, todo suma para bien en este viaje «felliniano». El circo ha muerto... ¡larga vida al circo!