Asturias
España 0-1 Suiza: revolcón en agua helada
España pierde (0-1) contra Suiza y se complica el Mundial [Así fue la narración del partido]
Durban- Por acuerdo de las partes, regaron el campo 15 minutos; el chaparrón, de agua gélida, cayó después. Fue el único acto amistoso entre españoles y suizos. A continuación, los primeros tomaron el mando, como era de esperar, con Iniesta entre los titulares. El dominio, filfa, un espejismo, un empalagoso y lento toque y retoque inútil para desbordar a un equipo disciplinado, ordenado, correoso, recio y paciente, que desdibujó con acierto y sin premura a la campeona de Europa, una de las favoritas de este Mundial, quizá la que más. «La Roja» jugó peor que contra Estados Unidos hace un año y reventó con esta inesperada derrota (0-1) todas las apuestas. Ha fallado, y en la cita más importante del fútbol los grandes no tienen derecho a patinar. Quizá ayer, 16 de junio, sólo fuera un mal día, ese que aborda a cualquiera. Si sirve de lección, bienvenida sea; si no, a espabilar con urgencia. Llegar a octavos se complica. A Hitzfeld le parece que la selección española es la mejor del mundo. Lo dice, lo cree y obra en consecuencia: ni agua, ni aire, ni un centímetro de ventaja; achicó espacios, ganó la batalla. Adelantó la defensa de cuatro hasta rozar la línea de cinco centrocampistas. Corrían, peleaban cada pelota, marcaban al hombre y a Xavi le hicieron un emparedado Hugge y Fernandes. Mordían. Arriba, sólo Nkufo, un gigantón de ébano para incordiar a Piqué y a Puyol. Defendió, tapó las salidas. Del Bosque alineó lo previsto, con la única salvedad de Iniesta, a todas luces restablecido, y retirado al final por precaución. Renunció Suiza al balón y colocó a nueve jugadores, diez con el portero, detrás de él. La iniciativa, para quien la trabaja, y España no funciona si no es dueña. Así que, cogió la pelota y tocó, tocó y tocó, sin profundidad ni malas intenciones. Alonso se multiplicaba, cortaba y repartía; relevaba a su tocayo, mientras Silva e Iniesta se cambiaban de banda sin que los suizos se descompusieran. Villa también caía hacia los lados; subía Capdevila, avanzaba Ramos... Contra un frontón poblado de jugadores que, para ser suizos, no repartían chocolate. Grichting tardó 4 minutos en dejar huella en Iniesta. A los 13, vio la amarilla por reiteración. Cuatro antes su equipo lanzó el primer córner del partido. España tuvo una reacción irrelevante. Era incapaz de sorprender. A Ramos le costaba entrar por las bandas porque Ziegler no le dejaba, y una vez que le superó eligió la peor opción, tiró mal, en lugar de centrar al área, donde esperaban tres de los suyos. Lichtsteiner, en el otro extremo, era un tapón para Capdevila. Sin embargo, España insistía, maduraba el partido y Benaglio empezó a aparecer al cuarto de hora. Le tiraron desde lejos Iniesta y Piqué. No le sorprendieron, ni Xavi, ni Alonso, ni Villa, cuando hacia el final de la primera parte optó por la vaselina que se fue por un fondo. La paciencia que consumía España para llegar a la meta, también la amasaba Suiza, que tenía una idea. Los caminos de ambos, diferentes: los españoles, con el balón, con el dominio, con la iniciativa; los suizos, a la defensiva y, como Barnetta, entraban con la mandíbula inferior por delante, y por delante se llevaron a Piqué y a Casillas cuando en el minuto 52 rociaron de agua fría a la empalagosa selección española. Habían avisado, se sumaban al contragolpe seis efectivos, a quienes costaba replegarse; pero los españoles no aprovecharon la ventaja. El segundo contraataque sorprendió incluso en sus filas, pues lo iniciaron y lo remataron Derdiyok y Fernandes. Aquél chocó con Iker y Piqué, desesperados en la salida, y el segundo cogió la pelota perdida y remató a puerta vacía. Ganaba Suiza a falta de 40 minutos. El partido se parecía mucho a aquel con Estados Unidos y entraba en una deriva peligrosa. España se volcaba, aceleraba, de cuando en cuando se desarbolaba y Suiza, agazapada y despierta, aguardaba otra ocasión. Entonces Del Bosque, dado el cariz del encuentro, introdujo un par de cambios: Torres por Busquets, disciplinado y perdido, y Navas por Silva, insuficiente. Los relevos mejoraron el aspecto ofensivo de la selección. Benaglio dejó de ser espectador y Torres empezó a probarle, también Navas, pero fue Alonso quien estrelló un fabuloso pepinazo en el travesaño. Era una jugada ensayada, tras un saque de esquina. Pareció que la reacción cuajaría rápido cuando Derdiyok, otra vez él, sorprendió a Capdevila y a Piqué y con el exterior, sutilmente, tiró contra el palo. Otro susto y otro cambio, Pedro por Iniesta, después de otro entradón que recibió éste. Tocaba quemar las naves. Los suizos no perdían el orden ni la posición ni la paciencia, tampoco maduraban... Se mostraban frescos, acertados, aguerridos; enfrente, la desesperación hacía mella y el recurso de las medidas desesperadas no prosperaba porque no había forma de hincar el diente al hueso helvético. El portero no dudaba, la defensa era una barrera infranqueable; el centro del campo no daba tregua y el delantero aquél solía encontrar aliados para convertir cada paso adelante en una pesadilla para la zaga roja, insegura, como imprecisos y pacatos se mostraban sus mediocampistas y delanteros, a todas luces insignificantes en jornada tan señalada. España ha empezado el Mundial de la peor manera: perdiendo. Es una sorpresa. Ahora toca jugar cuesta arriba y contra el viento, porque esto no ha podido empezar peor, y ganar los dos partidos que quedan, a Honduras y a Chile, que también tiene tres puntos, como los suizos. ¡Qué desilusión! ¡Qué diluvio de agua fría! Y qué pena, la fachada impoluta de «La Roja», que hace un año que no perdía, descascarillada, y el techo, con goteras. La casa no es una ruina, salvo que en cinco días el estropicio vaya a más. Y no entremos en «Honduras».
Ficha técnica: 0 - España: Iker Casillas; Sergio Ramos, Piqué, Puyol, Capdevila, Busquets (Torres, m.61), Xavi, Xabi Alonso, Silva (Navas, m.61), Iniesta (Pedro, m.77) y Villa. 1 - Suiza: Benaglio, Lichtsteiner, Senderos (Von Bergen, m.35), Grichting, Ziegler; Barnetta (Eggimann, m.92), Inler, Huggel, Gelson Fernandes; Derdiyok (Yakin, m.79) y Nkufo. Gol: 0-1, M.52: Fernandes. Árbitro: Howard Webb (ING). Amonestó a Grichting (m.30), Ziegler (m.73) y Yakin (m.94). Incidencias: Partido disputado en el estadio Moses Mabhida de Durban ante 62.453 espectadores. Asistieron, entre otras personalidades, los Príncipes de Asturias, el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, y el secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky. EFE
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