Barajas
Sabor español al norte de Argelia
l Iberia acaba de inaugurar los vuelos directos entre Madrid y Orán con dos frecuencias semanales. Además, la aerolínea dispone de vuelos, vía la T4 de Barajas, desde el resto de ciudades españolas.l Con motivo de esta inauguración Iberia ha lanzado una oferta especial para volar a Orán: desde 159 euros ida y vuelta, todo incluido. (Precios vigentes al cierre de esta edición).l Más información en iberia.com, Serviberia (902 400 500) y agencias de viajes.
Orán es una de esas ciudades que hacen cambiar el chip al viajero sin tener que pagar el precio (en horas y en euros) de un viaje largo, sin necesidad de cruzar el mundo. Está a la vuelta de la esquina, a muy pocas horas de vuelo, y tiene muchos alicientes: entre otros que esta ciudad cautivadora y enigmática no se la disputan los catálogos de turismo, lo que asegura una visita sin filtros por este antiguo refugio de piratas enclavado en la costa norteafricana.
Rastrear la herencia española, que todavía persiste en la atmósfera oranesa (en algunos barrios aún se escuchan expresiones en castellano) y se hace palpable en muchos de sus edificios y en algunas tradiciones, es otro buen motivo. Orán ha estado fuertemente vinculada a España. Durante casi tres siglos, cuando españoles y turcos se disputaban el mundo, fue una de nuestras posesiones más estratégicas. Luego, durante los siglos XIX y XX, se convirtió en uno de los destinos más habituales de los emigrantes españoles.
Sidi El Houari es el antiguo barrio español oranés, aunque sus orígenes se remontan al siglo XIII. Aquí están la puerta de España, la antigua Plaza Mayor y muchas otras construcciones que trasladan al viajero a esa época tan lejana. Y en lo alto del monte Murdjadjo, la ciudadela de Santa Cruz (hoy declarada Monumento Nacional), que incluye el fuerte militar y la capilla aledaña. La fortaleza es el principal vestigio arquitectónico de origen español y fue construido en el siglo XVI, después de conquistar el entonces denominado Oranesado. Las vistas de la bahía, el puerto y los alrededores son magníficas.
El trotamundos puede pasear por el centro de la ciudad, un entramado de calles muy animadas en torno a lo que fue el barrio judío de Derb y la Medina Jdida. No hay que perderse la antigua catedral (hoy convertida en biblioteca), el Ayuntamiento (en la plaza del 1 de noviembre) y la Gran Mezquita (también conocida como mezquita del Pachá), que destaca por su bello alminar otomano. Por la noche hay que visitar alguno de sus cabarets (así se llaman aquí nuestros bares y pubs) y escuchar en vivo música raï, genero propio de la ciudad.
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