Villa de Vallecas

«Muchos drogadictos se cuelan por las alcantarillas»

El enfrentamiento entre vecinos y drogadictos, como si de un duelo en el viejo oeste se tratase, comienza a primera hora de la noche en Villa de Vallecas. Se acercan las nueve de la noche y ya se puede observar cierto movimiento de residentes por la zona cercana al metro de Sierra de Guadalupe

Los vecinos se concentran dos días a la semana para protestar por la presencia de las «cundas»: funcionan las 24 horas del día y siempre van llenas de gente
Los vecinos se concentran dos días a la semana para protestar por la presencia de las «cundas»: funcionan las 24 horas del día y siempre van llenas de gentelarazon

Por un lado hay un reducido grupo de toxicómanos que se suben a uno de los coches al oír el sonido del claxon y por otro, se encuentran varias asociaciones de vecinos ya que es jueves y eso supone una cita obligada para todos ellos, precisamente porque se ven afectados por la presencia de los taxis de la droga en esta zona del barrio.

Muchos de los vecinos muestran su preocupación ya que se sienten intimidados por los adictos hasta el punto de que, en ocasiones, tienen miedo a la hora de coger el metro. Los que son padres de familia cuentan que tienen que advertir a sus hijos de que no pasen por algunas calles durante ciertas horas del día. Los vecinos aseguran también que existe una competencia entre los propios «cunderos», lo que ha derivado en varios incidentes por conseguir llevar al mayor número de toxicómanos posibles. Según los vecinos es un negocio redondo ya que los coches siempre van llenos de gente y su actividad no cesa en casi todo el día.

Varios de los responsables de promover las concentraciones para defender los intereses de los vecinos señalan que uno de los puntos más conflictivos es, sin duda, «la travesía de la calle Sierra de Guadalupe». Recuerdan la manera en la que los toxicómanos se introducen en las alcantarillas para colarse en los garajes o de cómo han tenido que tapiar una casa abandonada donde solían colarse para consumir las sustancias que traen desde la Cañada Real. «Cuando viene mi familia a verme les digo que vengan por la calle de atrás», asegura un vecino, que afirma que lleva viviendo más de treinta años en la zona y que la situación con los toxicómanos nunca ha cambiado.

La concentración, que comienza sobre las 21:15 horas y acaba apenas una hora más tarde, no se ve afectada por el intenso frío, puesto que no impide que más de cincuenta vecinos participen. Muchos de ellos de edad avanzada comentan que se les hace duro ya que «vienen sin cenar». Otros, sin embargo, muestran su queja por la escasa repercusión del recorrido, ya que avanza por zonas donde colapsa el tráfico en vez de pasar por las calles donde, a su juicio, los vecinos se pueden asomar y unirse de esta manera a la causa.


Cambiar de calle por miedo
Una de las quejas más comunes entre los vecinos de Villa de Vallecas es la inseguridad que provoca la presencia de toxicómanos junto al metro de Sierra de Guadalupe. «Han atracado a muchos residentes e intentan colarse en los comercios para robar el dinero necesario para pagar su dosis y el transporte hasta la Cañada Real», señalan desde la asociación de vecinos. Especialmente en las horas con menos afluencia de gente, algunas personas mayores prefieren bajarse en una estación anterior para evitar cruzarse con los adictos que se agolpan en las salidas mientras esperan la «cunda».