Guerrilla

«Quien me amputó la pierna no puede tener vacaciones»

Julián de la Calle, entonces cabo de la guardia civil sobrevivió a un atentado, pero vio como su compañero, Miguel Miranda, fue asesinado. Pasó meses en el hospital, durante aquella Navidad de 1992. Le tuvieron que amputar una pierna, conserva secuelas en una de sus manos y fue intervenido años después de otras lesiones como consecuencia de aquella explosión

A Julián de la Calle le cambió la vida. Antes le gustaban mucho las navidades
A Julián de la Calle le cambió la vida. Antes le gustaban mucho las navidadeslarazon

Recuerda incluso que los terroristas llevaban tiempo merodeando por el parque cercano a donde vivía. «Les había visto, vestidos con un chándal, llevaban un mes esperándome», afirma. «Era muy conocido y apreciado por todo el mundo en mi barrio y en la Guardia Civil, creo que pensaron que era un general».

Se sabe de memoria los nombres y apellidos de los tres etarras que le quisieron matar; uno de ellos, García Corporales, hoy con permiso navideño, algo que para una víctima resulta incomprensible. « Mi compañero me libró de morir, le recuerdo constantemente. Es una barbaridad que un tío que me amputó la pierna y asesinó a mi compañero tenga vacaciones por Navidad». Julián de la Calle no confía en el arrepentimiento de los etarras, ni en las treguas, ni en que vayan a dejar las armas.

«Veo en todo lo que está ocurriendo una estrategia que tiene un fin: que se presenten en las elecciones». Sus hijos y su nieta de cuatro años consiguen mitigar tanto dolor vivido en estas fiestas.