Plácido gran vuelta al Liceo

A pesar de no contar con mucha popularidad, «Tamerlano» se representa regularmente en los principales teatros internacionales.El propio Plácido Domingo la difundió en versión escenificada en Washington (2008) y Los Ángeles (2009) y quizá su presencia ha sido clave para su paso por el Real (2008) y el Liceo. El éxito fue grande a pesar de la falta de escena por un reparto excelente que aprovechó la posibilidad de un juego escénico gracias a la colocación de los músicos de la Sinfónica del Liceo en el foso, pero elevado al nivel de la platea y dejando el frontal del escenario para que fuesen entrando con libertad. Entre los protagonistas se hallaban varios de los más afamados intérpretes de su cuerda, otra clave de esta entusiasta velada marcada por el retorno al Liceo del gran Plácido. El «Tamerlano» de Bejun Mehta fue la revelación de la velada por su extraordinaria capacidad expresiva junto a una impactante emisión, en una voz de timbre bello y homogéneo que sólo se pierde en unos sobreagudos no del todo resueltos. Obtuvo un enorme éxito en el aria de entrada del segundo acto. El otro contratenor, Max Emanuel Cencic, como Andronico, no defraudó en su debut en el coliseo, con una voz de gran belleza e increíble homogeneidad. Pero su proyección canora quedó algo corta en un personaje de expresividad más comedida que la del protagonista. El camaleónico Plácido se llevó el canto barroco a su terreno y gracias a una expresividad desbordante y una calidad musical extraordinaria logró conectar con un público que lo adora en el papel de Bajazet, el puntal de estas dos únicas funciones. Sarah Fox (Asteria, su hija) se fue afianzando gracias a una emotiva interpretación. Anne Sofie von Otter deslumbró con su elegancia a pesar de unos medios vocales mermados que no le hicieron justicia. El barítono Vito Priante destacó notablemente como Leone y William Lacey hizo una entusiasta lectura musical.