Un templo enológico

Marbella se convertirá en breve en un centro vitivinícola. ¿El artífice? Julio Carrasco, alma del Centro Cultural del Vino by Vinacoteca La Cartuja, que tiene prevista su inauguración para mediados de septiembre. Cuenta que su pasión por el vino es una clara herencia de su tatarabuelo, «que ya lo vendía por su pueblo. Yo pertenezco a la quinta generación de apasionados por el producto de la vid». Sin embargo, dice, después de numerosos años al frente del negocio, «pretendo darle una vuelta de tuerca, acercar las bodegas al consumidor». Así, éste encontrará en el local, amplio y moderno, los vinos expuestos, no por Denominaciones de Origen, «sino por bodegas, para que éstas también se sientan identificadas». Además, para que el visitante pueda degustar la etiqueta que desee, dispondrá de máquinas expendedoras de vinos por copas para mantenerlos a la temperatura adecuada y evitar que se oxigenen. Incluso no faltará un rincón para la culinaria, ya que disfrutar de un excelente ejemplar conlleva también hacerlo con los bocados que armonizan con cada uno. De ahí que varios chefs tengan previsto tomar los fogones para elaborar algunas delicias, como foie y bacalao, que llegarán acompañadas de un buen jamón ibérico.Y para quienes deseen conocer los entresijos de la cultura del vino y conocer más sobre los templos donde descansan, el centro también dispondrá de una escuela para ofrecer cursos, tanto a profesionales como a las personas que quieran iniciarse en el tema, españolas y extranjeras, ya que las clases se impartirán, además de en castellano, en inglés y alemán. Aulas que se sitúan cerca de la sala de catas, habilitada con una pantalla gigante que mostrará las instalaciones de las distintas bodegas, la vendimia... Espacio también en el que los apasionados del buen beber podrán disfrutar de las excelentes jornadas de maridajes. Los mismos que saben disfrutar de un vino con el carácter de un reserva de Rioja, como Conde de Romanones 2005, de bodegas Marqués de Campo Nuble, de la D.O. Ca. Rioja, que pertenece al Grupo Garvey: «Se trata de un vino impresionante que se encuentra entre lo tradicional y lo moderno. Además, cuenta con un equilibrio diez que entusiasma a todo bebedor de buen vino», apunta Carrasco.