Elecciones municipales
Los «indignados» toman la calle con sus protestas
Los 15-M se mantuvieron pacíficos en Valencia, a diferencia de Castellón y Alicante, donde hubo más tensión
VALENCIA- Aunque el despliegue policial era muy extenso, con helicópteros y furgones policiales por doquier, y hacía presagiar lo peor, lo cierto es que la mañana de ayer transcurrió con tranquilidad y pacifismo. Los «indignados» no quisieron, según sus propias palabras, dar «ninguna excusa» a la Policía Nacional para cargar contra ellos, por lo que la «cacerolada» prevista para las nueve y media de la mañana, para recibir a las autoridades que acudían a la constitución del pleno del Ayuntamiento de Valencia, no provocó ninguna imagen violenta.
A primera hora eran en torno a cien las personas agolpadas frente al edificio del Consistorio valenciano lanzando proclamas y golpeando sus cacerolas, aunque poco a poco el número de «indignados» fue aumentando hasta alcanzar unas 400 personas. Frente a las vallas situadas para que los protestantes no pudieran en ningún momento alcanzar la puerta del Ayuntamiento, se situaba además un cordón policial.
En todo caso, la mayoría de las autoridades que acudieron al acto no tuvo que escuchar directamente los vítores y proclamas de los acampados, ya que los ediles y demás invitados fueron introducidos por la puerta trasera del edificio, a excepción de los socialistas, la delegada del Gobierno, Ana Botella, y el edil popular, Miguel Domínguez.
Parecer ser que tras las desagradables escenas que se produjeron el pasado jueves ante Les Corts valencianes durante la constitución del Hemiciclo y toma de posesión de los diputados, los manifestantes no quisieron volver a mantener ningún tipo de enfrentamiento con las Fuerzas y Cuerpos de seguridad.
El único momento de tensión se produjo cuando los manifestantes intentaron rodear el edificio para acceder a la puerta por la que estaban entrando las autoridades, algo que la Policía no permitió formando una barrera humana alrededor de los protestantes.
No obstante, y a pesar de ciertos gritos como «No a la represión» o «La Policía protege a delincuentes», los 15-M quisieron mostrar sus buenas intenciones haciendo una «sentada» frente a los agentes e incluso entregándoles flores, momento que se convirtió en uno de los más anecdóticos de la mañana, al menos en el exterior del edificio consistorial.
Botella, dimisión
Con quien no se mostraron tan pacíficos los 15-M fue con la delegada del Gobierno. Los «indignados» pidieron ayer su dimisión después de que Botella afirmara el pasado viernes que tres de los cinco protestantes detenidos el pasado jueves ante Les Corts, tienen antecedentes penales.
Adoración Guardamar, una de las protestantes, que se erigió como portavoz de la comisión jurídica del 15-M, aseguró que es totalmente falso que existan dichos antecedentes y acusó a la delegada de «criminalizar» el movimiento 15-M y «eludir su responsabilidad por la brutal carga policial» del pasado jueves.
Mientras todo esto sucedía, en el interior del Ayuntamiento de Valencia se producía la toma de posesión de los ediles que conformarán el nuevo Hemiciclo.
La reelegida alcaldesa de Valencia por sexta vez, Rita Barberá, quiso dejar clara su postura con respecto al movimiento 15-M durante su discurso de investidura, en el que realizó un alegato a favor de la clase política, que, según dijo, es la «primera interesada en «alzar la bandera de la regeneración de la vida pública», pero mostró su rechazo a «la malicia, el insulto y la falta de respeto».
Bien es cierto que señaló que quienes se dedican a la política habrán de esforzarse «más si cabe en ser ejemplo de ética, en la pedagogía de los valores democráticos y en la demostración permanente de rectitud en nuestros comportamientos democráticos, austeros, institucionales y constitucionales».
Barberá, que se fundió en un abrazo con el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, al finalizar su discurso, se comprometió a ser «la alcaldesa de todos los valencianos» y auguró un mandato «austero, transparente, menos burocrático y plenamente tecnológico».
Tanto la primera edil como los portavoces de los grupos municipales se refirieron al barrio de El Cabanyal. Ella y Grau para defender el Pepri, y los de la oposición para pedir respeto al patrimonio.
El portavoz de EU, Amadeu Sanchís, consideró a su grupo «heredero de la capitalidad republicana de Valencia», mientras que su homólogo de Compromís, Joan Ribó, censuró la introducción de elementos religiosos en la vida política. El portavoz socialista, por su parte, rechazó el «recurso al victimismo y la confrontación del PP».
En las tomas de posesiones, la diferencia la marcó el socialista Félix Estela con su alegato y pegatina de El Cabanyal, los concejales de Compromís con la coletilla y chapa en favor de la enseñanza en valenciano y tanto éstos como los de EU al añadir que algunos de los detalles de la promesa era «por imperativo legal». La mayoría de ediles juraron en valenciano.
Se despejan las incógnitas de los pactos
- En algunos municipios de la Comunitat no se supo hasta ayer mismo quién gobernaría, debido a la necesidad de alcanzar pactos que, en algunos casos, llegaron en el último momento. En Benidorm, después de días de negociaciones, finalmente no se produjo el acuerdo entre el PP y Centro Democrático Liberal para intentar gobernar en alianza y desbancar al PSPV. Así, el socialista Agustín Navarro repetirá en el cargo una nueva legislatura. En Orihuela, donde hasta ahora gobernaban los populares, el partido de los «verdes» ejercerá la alcaldía por primera vez, con el apoyo del PSPV y del Centro Liberal Renovador. En Elche, municipio de tradición socialista, también en el último minuto, le llegó a la popular Mercedes Alonso el apoyo del edil independiente, convirtiéndose de esta manera en la primera alcaldesa mujer y del PP de Elche en la democracia.
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