Andalucía
Tarde y mal
La esfera de un reloj es un buen espejo para retratar a un pueblo. En España hay teóricamente tres referencias horarias: a la en punto, a la y media y a la menos cuarto, que o bien se incumplen cuando quedamos a tomar un café o se convierten en pasadillas o en estoy llegando. En Alemania, en Suiza o en Reino Unido, las citas son a las 12:47, a las 13:26 o a las 17:08. Quiero decir que los alemanes, los suizos o los británicos funcionan con el rigor del horario de ferrocarril, mientras que los españoles van a trompicones, haciendo zancadillas a las manecillas del reloj. La crisis ha ratificado esta rudimentaria teoría. Nadie en este país ha cogido a tiempo el tren de la crisis económica. Ni el gobierno, ni los sindicatos, ni siquiera la oposición eligiendo el momento propicio para arrimar el hombro. Por eso Zapatero y Griñán corren, con la mochila de los recortes, en busca de un andén vacío. El paro comenzó a crecer de forma encadenada en Andalucía en junio de 2007, ¡hace nada menos que tres años! Lo cantó mes a mes el Inem, pero nunca sonó el clarín de los ajustes. Los sindicatos tampoco vieron el momento de hacerse notar cuando los EREs en las empresas privadas caían a chorro abierto y volaban las cartas de despido. ¿Qué «quedrán» ahora, qué «quedrán»?
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