La cuenta de la vieja

No me trago que los habitantes de Girona (96.000) o un Camp Nou lleno a reventar (100.000) quepan en lo que va de una travesera a otra del Paseo de Gràcia; o Sabadell (206.000) y L'Hospitalet (257.000) en dos manzanas cada ciudad; es más, considero un insulto certificar que todos los habitantes de mi pueblo (195) caben en el salón de mi casa. ¡Aquí nadie se salva!

La exageración comenzó con la Radio Pirenaica del antifranquismo, que todo lo hinchaba en pro de la moral resistente. Recuerdo, en 1973, que en una manifestación de la CGT, ebrio de gozo, les felicité por haber reunido 100.000 personas: «¿100.000? Somos 8.000, y es un gran éxito». Aquel día cambié mi vara de medir. En los albores de la democracia, le dimos un millón a la gran «mani» del Estatuto; otro a los cien mil que nos manifestamos contra los asesinos de Ernest Lluch; y dos millones a los 150.000 que vamos a la Feria de Abril de Catalunya, por citar tres citas que impulsé.

Acabemos con la cuenta de la vieja y seamos algo serios: ni con la compresión Maximum de WinZip caben 1.600.000 personas en las 16 manzanas que van desde el comienzo del Paseo de Gràcia a la Plaza de Tetuán. Serían 100.000 personas en cada una. Pero, ¿es que 100.000 es poco? Pues será que no han visto cómo quedan los alrededores de Can Barça tras un partidazo.