Algo inevitable por Andrés Ayala

Si el Gobierno no hubiera paralizado la enajenación de Barajas y El Prat, se hubiera encontrado el 30 de octubre sin ofertas. Blanco no ha tenido más remedio que dar la orden al presidente de Aena de que amplíe el plazo de presentación de ofertas –de hecho, paralizar la licitación– porque se podía encontrar con que, a veinte días de las elecciones, ningún grupo presentara ofertas. En los últimos días, era un clamor que todos los consorcios que habían sido preseleccionados no terminaban de encajar sus ofertas. Cada vez que seguían profundizando en el proceso, se iban diluyendo sus intenciones de continuar. Todo ello es consecuencia de error tras error en los planteamientos y de bandazo tras bandazo en las decisiones. Este proceso es consecuencia del decreto de 3 de diciembre de 2010, el día del colapso de los aeropuertos tras el abandono&provocación de los controladores, que supuso un cambio en lo que el señor Blanco había dicho hasta ese momento: enajenar el 49% de Aena Aeropuertos y la posibilidad de gestionar aeropuertos concretos a través de sociedades concesionales de la propia Aena. Luego vino la posibilidad de vender dichas sociedades, algo que, en principio, no estaba previsto.
No nos ha sorprendido la decisión. Desde el PP hemos denunciado que tanto el procedimiento como el modelo y el calendario eran inadecuados. Aena pasa por sus peores momentos en gestión, ratios de operatividad, deuda y capacidad de financiación. Además, el Gobierno no quiere dar a conocer el planteamiento general de todo el sistema aeroportuario y enajena los dos aeropuertos más emblemáticos pero que, en este momento, son de los que más déficit operacional acumulan.

Ahora la excusa es que las empresas han pedido más plazo para conseguir financiación. No. Cuando el proyecto es sólido, la financiación existe, pero, en este caso concreto, ni el proyecto ni el licitador generan ningún tipo de confianza.

Andrés Ayala
Portavoz de Fomento del PP en el Congreso de los Diputados