Déficit público
Riesgos nocivos por el Dr Bartolomé BELTRÁN
El sector sanitario está pasando un momento complicado y se ha visto en los últimos días cómo hay comportamientos de dos velocidades. Por una parte, la legítima inquietud de Farmaindustria preocupada por la deuda contraída con las Comunidades Autónomas y con el objetivo de negociar una propuesta para establecer un marco que asegure la aprobación de presupuestos realistas que eviten la infrafinanciación, una gestión eficiente y racional de los presupuestos y una despolitización de la Sanidad para proteger a las empresas desde el punto de vista jurídico en su actividad con las administraciones. Como quiera que la deuda entre farmacia y tecnologías es de más de 12.000 millones de euros la lógica más simplista nos induce a la comprensión. Mientras tanto la ministra Ana Mato, con sólo 53 días en el cargo, lleva la adecuada velocidad para meter sus razones políticas que la vertebren en la esencia y el alma de la Sanidad española. Así, mientras en el Ministerio se está construyendo el cuerpo de doctrina para el futuro, en la industria del medicamento y las tecnologías tenemos un incendio devastador. Luis de Guindos, desde su Ministerio de Economía y Competitividad, confecciona un traje para el futuro y los nuevos criterios economicistas del ministerio que dirige Ana Mato deberán coincidir en la acción de Gobierno. La oportuna entrevista de Sanifax a Margarita Alfonsel ponía sobre la mesa las barricadas que se encuentran los sectores implicados para negociar con diecisiete Comunidades Autónomas diferentes. Está claro que precisan un interlocutor único y para que se mantengan la coherencia, la equidad y la sostenibilidad hace falta que se considere al Consejo Interterritorial y su gestión homologada como el verdadero órgano que vertebre y preserve la salud pública de todos los españoles. Y para eso todos deben ser valientes y responsables. Seguro.
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