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Fuego y sequía por Antonio PÉREZ HENARES

Fuego y sequía por Antonio PÉREZ HENARES
Fuego y sequía por Antonio PÉREZ HENARESlarazon

Para que un incendio salga en televisión ha de arrasar por encima de las 10.000 hectáreas. Porque la verdad es que nuestro territorio está ardiendo por los cuatro costados. La sequía y los calores que ya agostaron el pasto y la mies en mayo han dejado el campo convertido en una pura yesca. Y el personal lejos de andarse con cuidado anda arrimándole candela por todos lados.


La mayoría de los fuegos no salen por la tele, queman sólo un «cacho», quinientas hectáreas de monte y monte bajo no dan ni para una columna en un periódico local, pero lo cierto y verdad es que se prenden por todos lados. No sé qué resultará cuando se tabulen las cifras, pero lo que veo y me cuentan es una verdadera catástrofe. Y un miedo creciente en todo el medio rural a que el fuego les alcance. Provocado en no pocas ocasiones por ellos mismos, que ésa es otra. Que lo prenda la chispa de una cosechadora es un accidente, que sea porque alguien le ha metido un cerillaza a una zarza con esta sofoquina era para que se llevara su merecido. Que casi nunca alcanza a ninguno.


Las calores de julio se han sumado a las de final de primavera, que fueron nefastas. Hasta para la vida salvaje. Las polladas de las aves y los pájaros se han resentido de manera muy seria. La perdiz apenas sí ha criado en muchos sitios, aborreciendo puestas y abandonando nidos.
El campo, al que muchos irán ahora, muchos más por mor de la crisis y el paro que otros años, está en situación crítica. Da verdadera pena el verlo. Y aún más pena si los ojos entienden un poco de lo que bajo el paisaje se esconde. Porque a la sequedad extrema de la superficie se une la que hay debajo. Los manantiales se secan, la tierra carece de «sangre», la cosecha ha sido un desastre y las lluvias no llegan. O peor, cuando vengan pueden ser esas tormentas terribles que nada aportan y todo anegan.