Estreno

CRÍTICA DE CINE / «Los ojos de Julia»: Belén Rueda y el filme miope

Director: Guillem Morales. Guión: Oriol Paulo. Intérpretes: Belén Rueda, Lluís Homar y Pablo Derqui. España, 10. Duración: 112 minutos. Terror.

«Los ojos de Julia»: Belén Rueda y el filme miope
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Un suicidio inmortalizado por un flash, una anciana ciega como oráculo siniestro, un vestuario de invidentes que parecen brujas cotillas, un hotel con sus sótanos y sus camareros bocazas, una heroína que tuvo una hermana gemela, un asesino en la sombra... Con estos elementos es evidente lo que quiere hacer Guillem Morales, un «giallo» enloquecido que podrían haber dirigido a cuatro manos Dario Argento y Brian de Palma. No es empresa fácil, porque la locura de «Rojo profundo» o «En nombre de Caín» es algo que se lleva en los genes, y Morales, por desgracia, desarrolla todo su potencial al amparo de «El orfanato». El peso del éxito de José Antonio Bayona ha influido demasiado en este proyecto, que comparte actriz principal, director de fotografía, luz, paisajes y un diseño de producción casi idéntico. Es el gran error de una cinta en la que late un director con personalidad propia, preocupado por investigar las posibilidades inquietantes del espacio fílmico (como ya demostraron su corto «Back Room» y su estreno en el largo «El habitante incierto»), y que aquí no se atreve a poner toda la carne en el asador.

En «Los ojos de Julia» conviven dos filmes contradictorios: uno es pura fórmula, cine fantástico educado en las filas del horror bajo cero del cine de Amenábar, y el otro es puro delirio, que cristaliza en la larga secuencia en la casa del cuidador de Julia (Belén Rueda) y se desata en un apoteósico clímax final donde hay ciegas que no lo son tanto, asesinos que aspiran a ser visibles negándole la vista a sus objetos de deseo y ojos que se fusionan con el cosmos. La película, en fin, es miope y le sobra sentido del ridículo.