Irak

Bush:«Yo era un disidente en mi Gobierno No quería atacar»

El ex presidente de EEUU George W. Bush dijo hoy, en su primera entrevista televisiva tras dejar la Casa Blanca, que fue una voz "disidente"en su Gobierno contra la guerra en Irak, aunque finalmente decidió apoyarla.

«Decision Points», el libro de George Bush
«Decision Points», el libro de George Bushlarazon

MADRID-En vísperas de la llegada a las librerías de las memorias de George Bush, cuyo avance publicó LA RAZÓN el domingo pasado; el ex presidente de los Estados Unidos ha concedido una entrevista a la cadena NBC –la primera desde que abandonó la Casa Blanca– en la que intenta explicar el complejo proceso de «toma de decisión» que le llevó a ordenar la invasión de Irak. No es que se arrepienta, precisamente, porque considera que el mundo «es más seguro sin un dictador sanguinario como Sadam Husein», pero sí explica que dentro de su propio Gobierno él se consideraba «un disidente». Así, Bush confiesa que no quería la guerra, pero que sus colaboradores le convencieron de que no había otra solución posible. Lo que el ex presidente norteamericano sí considera un grave error fue su precipitación a la hora de afirmar que se había ganado la guerra. Ese «misión cumplida», que pronunció a bordo del portaaviones «Abraham Lincoln» al término de la primera fase de la invasión de Irak, fue «precipitado y contraproducente. No debimos reducir tan rápidamente nuestros efectivos en la zona. Habríamos evitado muchas muertes», confiesa.
De lo que no se arrepiente es de haber autorizado el uso de la «asfixia simulada» en los interrogatorios de prisioneros. Bush reconoce al «Times» de Londres que tres personas fueron sometidas a esas prácticas, que él justifica porque ayudaron a frustrar sendos atentados contra el aeropuerto de Heathrow y la zona de Londres conocida como Canary Wharf. También confirma que se utilizó esa técnica, prohibida por la Convención de Ginebra, para sacar por la fuerza información a Jalid Sheij Mohammed, el cerebro de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001 contra Estados Unidos, y dice que fue «la decisión correcta». «Capturamos a ese tipo, el principal agente operativo de Al Qaida, que había matado a 3.000 personas, y nos dice que sólo hablará con nosotros en presencia de su abogado. ¿Qué opciones teníamos que fuesen legales?». «No me importa qué opinión puedan tener de mí los ingleses. Ya no me importa. Y sinceramente tampoco me importaba entonces».


«Me quedé sorprendido: no había armas de destrucción masiva»
Bush confiesa que lo que peor lleva es el asunto de las supuestas armas de destrucción masiva en manos de Sadam Husein, que fue el argumento de autoridad para declararle la guerra. «Nadie quedó más sorprendido e irritado que yo cuando no encontramos las armas. Tenía sensación de asco cada vez que pensaba en ello, y sigo teniéndola», declara en la entrevista a la NBC, aunque sin revelar quién o quiénes dentro de su Gobierno le llevaron al convencimiento de que ese armamento existía.