Sevilla

Reptiles sueltos

La Razón
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En plena crisis del «fondo de reptiles» la Policía de Málaga ha interceptado a un varano en una urbanización de la ciudad y simultáneamente en la Junta se encendieron todas las alarmas. El entuerto se deshizo cuando se conoció que «varano» es el nombre de un reptil y no el apellido de ningún sindicalista, de manera que cuando se puso negro sobre blanco que el bicho localizado era mismamente un lagarto y que no pertenecía a la trama de ningún fondo irregular, la cosa empezó a tranquilizarse. Ya digo, con la que está cayendo, son ganas de ir dejando bichos por ahí sueltos para que a poco que se hubiera producido un malentendido con un Juan o un José Antonio Varano cualquiera, ya la tendríamos liada otra vez y a más de uno le hubiera dado un soponcio. Lagarto, lagarto con los varanos.
Tan están de los nervios en la Junta que no sólo se equivocan con los reptiles y con sus nombres sino que hasta se confunden con los ecosistemas en los que viven. Sin ir más lejos, Manuel Chaves y Mar Moreno han visto claramente la responsabilidad directa del Gobierno de Madrid en el ERE de Riotinto, Huelva, pero de ninguna manera atinan a ver la responsabilidad de la Junta en ése y en las decenas de ERE fraudulentos gestionados en Sevilla. A la legua, y con más vista de lince que de lagarto, han visto la mano negra de Arenas en el asunto, que por entonces era ministro de Administraciones Públicas, y la de Juan Ignacio Zoido, que era el delegado del Gobierno, pero en ningún caso ven la suya como Presidente de la Junta ni la de ninguno de sus consejeros de Trabajo. En su sobrevenida confusión, nos quieren volver locos a todos los demás y pasan por encima de la prueba irrefutable para identificar con precisión a los corruptos: basta con que muestren el listado de los militantes del PP beneficiados en los ERE para poder concluir que también ellos hacían uso de su fondo de reptiles. Mientras tanto, no pueden ser otra cosa que varanos.
En el colmo del despropósito, han pedido explicaciones a la oposición y, de «Querellators» contra todo el que les acusara de algo, han pasado a «Terminators» de los corruptos, como si la trama de fraude se hubiera descubierto en Toledo o Cartagena y lo que investiga la juez Alaya fuera la gestión del ministro Zaplana. Es lo que tiene no ser ducho en la zoología reptiliana que, como ven, de los saurópsidos escamosos, que se hacen el tonto y comen basura, se pasa a los varanos con suma facilidad.