MJM..

Madrid se Juega Mucho: MJM. Jugando con las siglas de la Jornada Mundial de la Juventud –JMJ– nos da otro acrónimo que nada tiene que ver con las creencias religiosas y sí con los factores organizativos.

Estamos a menos de un mes de que venga Benedicto XVI a Madrid para una semana que va a poner a prueba todo el dispositivo de una ciudad que pretende ser olímpica. Los sistemas de transporte público –metro, bus, taxi– van a estar al límite; en los alojamientos –hoteles, hostales, polideportivos, colegios –no va a caber un alfiler; las asistencias sanitarias pendientes de que no caigan como moscas estos modernos romeros juveniles bajo el sol post-canicular; los bares, los restaurantes, las tiendas: por mucho madrileño que se vaya de vacaciones, hay que hacer hueco en la ciudad para un millón de personas o más.

Y Madrid tiene que estar a la altura como si estuvieran mirando los del comité de evaluación del COI. De todos los frentes, para tranquilidad de Alberto de Mónaco, en el que más horas se invierte es en el de la seguridad porque una ciudad que pretende organizar unos juegos debe tener el músculo y la tranquilidad suficiente para recibir a un jefe de Estado y que todo vaya como la seda. La JMJ está a tiro de piedra y la ciudad ya está preparada.