Medidas económicas
El chihuahua
El eslogan de «pelea por lo que quieres» invita a responder aquello de «a buenas horas, mangas verdes»
El viejo dóberman que los socialistas siguen sacando a pasear cada vez que se acercan unas elecciones ya no asusta a nadie. Desdentado y con ladridos de chihuahua, invita más a la risa que al temor. Ni una sola idea de futuro y una imagen bastante más cercana al sepia que al technicolor, es la que ofrecen Rubalcaba y González cuando salen juntos en los mítines de una campaña que aún no ha empezado y de la que los ciudadanos empiezan a estar ya empachados. El slogan de «pelea por lo que quieres» invita a responder aquello de «a buenas horas, mangas verdes». En los años en que se ha sentado en el Consejo de Ministros, y más en su última etapa como vicepresidente, don Alfredo no ha dado demasiadas señales de pelear por lo que la gente quería, que no era otra cosa que un empleo. La política económica, corregida en parte a última hora y por la presión de la UE, ha fracasado estrepitosamente en su objetivo primordial que no era otro que reducir de manera significativa las cifras del paro. Y es del paro de lo que no quieren hablar los socialistas que se aferran al clavo ardiendo del anuncio de ETA para intentar una remontada que, al menos sobre el papel de las encuestas más recientes, no van a conseguir. En privado no hay un sólo dirigente del PSOE que crea, no ya en la victoria el 20 de noviembre, sino tan siquiera en reducir significativamente la diferencia de votos que se anuncia. Amenazar con recortes en educación y sanidad si Rajoy se sienta en La Moncloa, cuando los grandes tijeretazos los ha llevado a cabo el actual Gobierno es toda una osadía. El vídeo en el que el niño rico, de estética de los años cuarenta, le augura a su tata que su hija cuidará a los suyos en el futuro remoto, queriendo resucitar una guerra de clases que hace décadas que pasó a la historia, es un nuevo y desesperado intento de tapar la realidad con la demagogia más burda y ramplona. La misma demagogia que han desempolvado unos sindicatos que se han pasado dos legislaturas, como diría el propio Felipe González, con una mano por el cielo y otra por el suelo. El ardor guerrero tan suavizado en estos años por la vaselina de las subvenciones, ha vuelto a resurgir en las movilizaciones que el totum revolutum de lo que queda del 15-M y una UGT y unas Comisiones Obreras que se temen, y mucho, que en el inevitable recorte de gastos dejen de percibir las suculentas cantidades que permiten la existencia de sus liberados, entre otras prebendas. En este sentido hay que reconocer el coraje de la presidenta de Castilla- La Mancha que ya ha anunciado que se acabó la sopa boba. Mucha firmeza tendrá que demostrar Mariano Rajoy si, al final, las urnas le dan una mayoría holgada. Aguantar el pulso de la calle mientras se pone el orden necesario en las cuentas públicas, va a ser la gran prueba de fuego de los populares en su vuelta al poder. El chantaje de la agitación no puede frenar los ajustes y reformas en profundidad que permitan, en un tiempo razonable, que la sociedad española pueda respirar con más tranquilidad.
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