Ministerio de Justicia
Judith Alberich
Dicen que la Justicia es justa. Sin embargo, a veces hay razones para dudar. La semana pasada una sentencia absolvía al imán de la población tarraconense de Cunit del delito de coacciones y amenazas a una mediadora social, también musulmana. La Audiencia de Tarragona consideraba irregular la instrucción del caso y revocaba la sentencia del juez, que condenaba a prisión al imán y al responsable de la asociación musulmana.
En su momento, los medios de comunicación hicieron un proceso –condenatorio– paralelo. El juez y el fiscal hicieron una instrucción que vulneró la presunción de inocencia y los partidos se convirtieron en aves carroñeras. Sánchez Camacho, la líder del PP catalán, se hizo ver con la «acosada» y se llevó a Rajoy de mitin a Cunit. La actual alcaldesa de CiU, Montse Carreras –que ni vive en Cunit, sino en la barcelonesa Vilanova i la Geltrú–, acusó de connivencia con los musulmanes a la alcaldesa socialista, Judith Alberich. Poco le valió a ésta defender la mediación en el conflicto y mantener en su puesto a la mediadora. Llegaron las elecciones y cambió el gobierno municipal.
Estos hechos tuvieron mucho que ver. El juez y el fiscal erraron. Según la Audiencia no hicieron bien su trabajo. Si trabajaran en una empresa privada serían despedidos o sancionados. Aquí, no esperen nada de nada. Un trabajador del Ayuntamiento me comentaba que «Fátima –la mediadora– utilizó este caso para evitar su despido. Fue todo un montaje». Ya me dirán si no hay razones para dudar de la Justicia y de algunas personas. La ex alcaldesa Alberich se merece una rectificación pública de los que la calumniaron con saña. Aquí tampoco esperen nada de nada.
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