Francia
El tijeretazo social ahoga a las familias españolas
Sólo el 10% de los hogares recibe los 24,25 euros mensuales por hijo del Estado. En los años de Gobierno socialista se han recortado las ayudas
MADRID-La crisis financiera augura una reestructuración en la forma de gestionar la economía, pero no sólo se alterarán el consumo y la inversión, toda la sociedad está inmersa en un profundo cambio. Los datos demográficos no son optimistas y prevén un futuro complicado para los jóvenes, cuya tasa de paro supera el 40 por ciento en nuestro país, y, según la evolución de los últimos años, en 2050 sólo un 52 por ciento de la población española estará en edad de trabajar. Un tercio de los ciudadanos supera los 65 años. Por cada jubilado que reciba una pensión, tendrán que trabajar 1,5 personas. Asimismo, el envejecimiento de la población se traduce en un nuevo estrato social, el de la cuarta edad; es decir un grupo, cada vez más numeroso, que conforman los mayores de 80 años que necesitan más ayudas y apoyo estatal. «Esta situación es inasumible y con estas tendencias nos estamos sumiendo en un invierno demográfico», aseguró ayer Mariano Martínez-Acedo, vicepresidente del Instituto de Política Familiar (IPF) y uno de los responsables del libro «La familia, desafío para una nueva política», que plantea 101 propuestas para fomentar la institución de la familia.
La familia es escuela, garantía de futuro, generadora de cohesión social, promotora de la solidaridad intergeneracional y, lo más importante hoy, el colchón amortiguador que ayuda a sobrellevar la crisis. Los abuelos se han convertido en los grandes aliados de los padres y también en el sustento de muchos jóvenes que, con la recesión, han visto frustrados su deseos de emancipación. Pero, a pesar de la relevancia de este actor social, la Administración parece no ver el problema ya que las políticas que fomentan la natalidad y la creación de familias son las grandes ausentes de los programas de los partidos.
Al contrario que muchos de nuestros vecinos europeos –Francia y Suecia, por ejemplo, que se decidieron a apostar por el desarrollo de la natalidad con políticas de choque– en España el apoyo a este pilar es inapreciable.Para intentar levantar el vuelo y crear una sociedad joven deberían nacer 250.000 niños más al año, una cifra que no alcanzaremos nunca si se mantiene el modelo actual de 1,3 hijos por mujer. Una realidad que está lejos del deseo de muchas madres, que, al ser preguntadas, reconocen que les gustaría tener 3 hijos de media, pero ni su vida laboral, inflexible ante la posibilidad de conciliar vida familiar y laboral, ni las iniciativas estatales ayudan a cumplir este anhelo.
Desde 2000, a pesar del incremento del nivel de vida, las subvenciones están congeladas y los requisitos para recibirlas las convierten en inaccesibles. La principal medida de apoyo es la que se concede por cada hijo que una familia tiene a su cargo. Sólo el 10 por ciento de los hogares españoles reciben los 24,25 euros mensuales que el Estado concede a aquellos cuyos ingresos anuales no superen los 11.264 euros anuales. Un mínimo que se supera si los dos progenitores ingresan el Sueldo Mínimo Interprofesional (SMI). Esta aportación nos sitúa, de nuevo, a la cola de Europa, donde esta ayuda asciende a los 125 euros de media y se otorga de manera universal en la mayoría de estados miembros, sin presentar la renta familiar.
Congelación permanente
El importe que ofrece el Estado español lleva congelado desde 2000 y está limitado a los hijos menores de 18 años, a diferencia de otros países en los que, valorando los cambios sociales, se amplía unos años en caso de estudios o situación de desempleo. Los recortes también han afectado a las nuevas familias: los 2.500 euros de ayuda a los recién nacidos se han suprimido este año. De acuerdo con estos datos, España sólo destina el 1,5 por ciento del PIB al concepto de familia, mientras que la media europea asciende hasta el 2,1 por ciento. El tratamiento fiscal de las familias tampoco fomenta los nacimientos, ya que no se tiene en cuenta el número de hijos y en algunos caso hasta se penaliza a los hogares con numerosos hijos.
Otro de los grandes detractores de la familia es la quiebra del matrimonio y la aceleración de los divorcios. Hoy, de cada tres matrimonios que se producen dentro de nuestras fronteras, dos se rompen. «Más de 110.000 familias se rompen al año y, por lo tanto, más de 100.000 niños viven en un entorno desestructurado», afirmó ayer Eduardo Hertfelder, presidente del IPF, e insistió en que, apesar de que la crisis ha llevado a los matrimonios a mantenerse unidos, si la pareja está rota, «la difícil situación económica no hace más que posponer la ruptura matrimonial».
Desde el IPF reclaman un lugar primordial para la institución familiar a través del impulso de políticas claras y del desembolso presupuestario necesario para implentar su papel. «Se debería crear un Ministerio de la Familia que apostara por lo que es evidentemente importante y por la redistribución de las prioridades dentro de los presupuestos», añadió Hertfelder. En su intervención no se olvidó de las acciones que desde su asociacion consideran que atentan contra la vida,y, por tanto, contra la familia: «Reclamamos la derogación de la ley del aborto y la del divorcio exprés».
«El temor a este «invierno demográfico» obliga a realizar cambios ya», añaden desde el IPF.
Propuestas
1.- PLAN INTEGRAL
Desde el IPF reclaman un programa que apueste por la institución de la familia y la apoye.
2.- AYUDA DIRECTA
El incremento de las subvenciones es indispensable para elevar la tasa de natalidad.
3.- DEROGAR LA LEY DEL ABORTO
El IPF pide la derogación de las leyes del aborto y del divorcio exprés.
«Jamás habíamos vivido una situación tan difícil»
Alexandra e Ivanov acuden a la oficina del INEM un día más en busca de esperanza. No superan la treintena y siempre habían encontrado empleo. Ella lleva tres años sin trabajo y al cuidado de su bebé de apenas 5 meses. «No recibo ayudas de ningún tipo. Los 2.500 euros con los que esperaba mantenerme durante una temporada nunca me llegaron, aunque contaba con ellas», explica mientras su marido atiende la cita trimestral. Él ha trabajado a lo largo de diez años en el sector de la hostelería y siempre ha contado con un contrato. Hasta hoy: «Jamás habíamos vivido una situación tan difícil. Nos preocupa nuestra hija y, en especial, el futuro que le espera si las cosas no mejoran». Esta pareja forma parte del 90 por ciento de hogares españoles que no reciben ninguna ayuda en apoyo a la familia y a la natalidad.
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