Empleo
Prometer con mesura
Está bien que el Partido Popular se proponga como objetivo crear 3,5 millones de empleos, pero particularmente no insistiría tanto en cifras concretas como la necesidad de objetivos a cumplir. La historia reciente nos demuestra que las promesas de generación de puestos de trabajo no siempre son afortunadas. Felipe González dijo en el 82 que iba a producir 800.000 empleos, y aquello se le volvió en contra como un boomerang: acabó su largo mandato de quince años con una tasa de desocupación del 22 por ciento.
Y qué decir de Zapatero, que prometió nada menos que el pleno empleo, ya vemos con qué feliz resultado. Por eso un servidor diría a los dirigentes del PP que se anden con cuidado y no vayan más allá de lo que dicta el sentido común. Es necesaria una reforma fiscal para favorecer la constitución de empresas, la eliminación de trámites burocráticos y el mejor aprovechamiento del dinero que se ingresa vía impuestos para ayudar a los emprendedores privados.
Marcarse como objetivo la formación de un millón de nuevos empresarios para favorecer que afloren tres millones de ocupaciones es algo que está muy bien, pero mucho cuidado con llenarse la boca de promesas gratuitas de esas que dejan huella y que los oponentes siempre se encargan de remarcar como errores cuando las cosas no van tan bien como se espera. Que todo puede suceder.
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