Nueva York
Samantha Vallejo-Nájera: «Paulina es una mujer lista muy pop star»
Está a punto de dar a luz a su cuarto hijo y, sin embargo, su agenda rebosa de citas culinarias, entre ellas ésta que la ha traído al espacio Baby Deli para cocinar un menú infantil con los productos de Philips Avent.
«Es importante utilizar técnicas de cocción saludables», advierte, rodeada de niños. Sin embargo, mientras enseña la fórmula para preparar purés sanos y ricos que gusten a los más pequeños, Samantha Vallejo-Nágera debe volver a otra realidad, a la de la Prensa rosa, más interesada de cómo va el matrimonio de su hermano Colate y Paulina Rubio que de cremas de verduras. Suspira cuando le preguntan sobre los supuestos rumores de separación de la pareja, pero a ella no le intimida hablar de dichas cuestiones, porque, dice, «estas cosas hay que llevarlas con naturalidad. Siguen enamorados e igual de inseparables que siempre. Así que no hay crisis que valga entre ellos ni nada por el estilo».
En cuanto a la cantante de «Una sola palabra», la canción preferida de la cocinera y empresaria, confiesa que «no es la típica cuñada». Y la define como una persona «muy simpática, lista, divertida y muy "pop star". Tiene sus cosas y sus manías, pero también es una mujer cariñosa y buena. Mi hermano la quiere mucho y cuando tienes una familia debes luchar por ella», afirma, encantada de salir airosa. «Cuando ella trabaja, mi hermano se queda con el niño. Es un padrazo; cambia pañales, da biberones...».
En el restaurante Horcher
Una vez tratados los asuntos del corazón, hablamos de lo que ha llovido desde que viajó a Nueva York, donde la comenzaron a apodar «Samantha de España», y se convirtió en la canguro de la hija de David Byrne, el líder de Talking Heads, hasta que se hartó y prefirió ganarse la vida haciendo paellas por encargo. Por una apuesta tonta fue durante dos años una más en el equipo de cocina del restaurante Horcher. Se inscribió en la escuela de gastronomía de Paul Bocuse de Lyon y aprendió tradicionales técnicas junto a Juan Mari Arzak. Las mismas con las que elabora las recetas del cátering que montó hace ya 16 años. Tiempo en el que se ha situado entre las mejores empresas del sector: «No me puedo quejar, porque estamos en plena crisis y tengo mucho trabajo. Me acuesto y me levanto pensando en la celebración que tenga entre manos; me apasiona. Este sector evoluciona rápido y no te puedes quedar atrás».
Plasma todas sus ideas en su segundo libro, aún sin título, que tiene previsto lanzar en mayo: «Me centro en platos sencillos para preparar sin complicarse, perfectos para quien no ha cogido una sartén».
Desde que tuvo a su tercer hijo, Patrick, con síndrome de Down, al que todos llaman Roscón, porque nació el día de Reyes, saca tiempo de donde no lo tiene para colaborar con asociaciones que ayudan a las personas dispacacitadas: «Estoy inmersa en las fotos del calendario del año que viene de la Fundación Prodis. Cada mes aparece un niño vestido de una profesión en la que un niño Down podría trabajar. También estoy intentando que Shakira baile con unas niñas, porque a los que tienen esta discapacidad les encanta bailar».
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