Congreso Extraordinario del PSOE
Antonio Gutiérrez el díscolo socialista
No es la primera vez que lo hace. Ya se desmarcó del PSOE cuando en la anterior Legislatura el Gobierno decidió indemnizar generosamente a la UGT por el patrimonio incautado durante el franquismo. Antonio Gutiérrez, ex secretario general de CC OO y hoy presidente de la Comisión de Economía del Congreso, dio ayer la campanada.
Un articulo publicado ayer en «El País» ponía sobre aviso a su bancada: «El decreto es un desaguisado que abarata todos los despidos», decía. El diputado había advertido la noche anterior a su portavoz, José Antonio Alonso, de su intención de no votar la convalidación de la reforma laboral. Invocaba cuestiones de conciencia. Y su jefe de filas le replicó tajante: «La opinión es válida, pero la lealtad al grupo que le ha acogido es obligada». La consigna era clara. Uno puede discrepar, pero en el momento de la votación hay que mantener prietas las filas. Gutiérrez decidió refugiarse en la abstención. Votó con el PP, con CiU, PNV, CC, UPyD..., y no con los suyos. Le aguarda ahora la apertura de un expediente disciplinario, un periodo de alegaciones y, probablemente, una multa de aproximadamente 600 euros, según el Reglamento interno del Grupo.
Gutiérrez admitió que «una discrepancia en un momento crítico no es un plato de buen gusto para nadie», ni tan siquiera para él mismo, aunque rechazó que esta discordancia le vaya a suponer «problema ninguno».
«Si hay un grupo parlamentario, un partido y un Gobierno que ha mostrado siempre el mayor respeto por la libertad y por las opiniones de cada cual ha sido el PSOE», apuntó, si bien admitió que «sería cínico y tonto decir que no pasa nada». También dijo que era consciente de que su posición no le hacía ningún favor al PSOE, pero quiso reiterar su absoluta confianza con el Gobierno y su apoyo hasta el final del periodo legislativo.
La campanada, como decíamos, la daba Gutiérrez, pero pudieron ser otros, porque son muchos los que en el PSOE están en desacuerdo con esta reforma. Algunos lo han hecho saber en las reuniones internas del grupo y otros han callado. La diferencia con el ex secretario general de CC OO es que ellos han preferido, como dice González, «la militancia pura y dura».
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