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Florestae universalis por Ramón TAMAMES

Florestae universalis, por Ramón TAMAMES
Florestae universalis, por Ramón TAMAMESlarazon

La FAO, en cooperación con sus Estados miembros realiza evaluaciones periódicas de los bosques del mundo desde 1946, que suministran la más valiosa información para formular políticas forestales. Valoración que en la última realizada abarca siete elementos temáticos: extensión de los recursos, diversidad biológica, salud y vitalidad de las florestas, funciones productivas, protección de los recursos, aspectos socioeconómicos y marco normativo e institucional. El documento recién publicado contiene 90 variables para los diversos tipos de bosques, en 233 países y territorios del planeta.
Como conclusiones más importantes del informe en cuestión, podemos reseñar las siguientes: los bosques abarcan el 31 por ciento de la superficie total de las tierras emergidas; la tasa de deforestación muestra señales de disminución, pero aún resulta alarmante: 13 millones de hectáreas desarboladas como media anual en el último decenio; la buena noticia estriba en que la reforestación masiva está reduciendo notablemente la pérdida neta de área arbolada a escala mundial, a 5,2 millones de hectáreas anuales en el último decenio. Por lo demás, Suramérica, África Central y el Sureste Asiático siguen marcando la más fuerte pérdida de recursos arbóreos. En tanto que China mantiene una esforzada lucha reforestadora contra la erosión y la desertificación. Un dato bien elocuente: los bosques almacenan, en forma de biomasa, cantidades de carbono estimadas en 289.000 millones de toneladas; es decir, unas 42 toneladas por habitante de Gaia.
Los bosques originarios representan el 36 por ciento del área total de florestas del orbe, y son los que están en mayor peligro; habiéndose perdido 40 millones de hectáreas (equivalente al 80 por ciento de la superficie de España) desde el año 2000. Lo cual es particularmente grave en los casos de bosques húmedos tropicales, que preservan la mayor biodiversidad.
En definitiva, tenemos que cuidar los bosques: desde siempre son la fábrica de oxígeno, constituyen los mejores embalses para frenar riadas e inundaciones, y mantienen esa diversidad de la vida que un día Noé quiso salvar en su arca.