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Balón de Oro

La herencia de Pep

La herencia de Pep
La herencia de Peplarazon

BARCELONA- Seis goles en los primeros cuatro partidos oficiales de la temporada abrieron los primeros debates. El trono de César, con 232 goles como azulgrana, estaba en peligro y empezaron las quinielas a ver si Leo Messi era capaz de alcanzarle esta misma temporada. No demasiados fueron los atrevidos que apostaron por ello. Después de su «póquer» ante el Espanyol, la «Pulga» suma 252 goles como azulgrana y aún le quedan dos compromisos antes de irse de vacaciones para seguir sumando. Desdichados los que osaron dudar de él. Es el mejor goleador de la historia del fútbol y una leyenda en ciernes.

Messi cambiaría cada uno de los 72 goles que ha marcado esta temporada por la Liga o la «Champions», no hay duda, pero cuando en un futuro se explique lo que está haciendo nadie se acordará de los títulos. Sus marcas quedan ya para la historia. Sus 50 goles en esta Liga, a falta de una jornada, no son ni siquiera de otra época. Nadie lo había conseguido antes. Son directamente de otro planeta. De otro deporte.

A Messi nadie ha tenido que enseñarle a jugar. Nació enseñado. Pero el argentino tiene mucho que agradecer a Guardiola. Era un proyecto de estrella cuando apareció el técnico y le convirtió en el mejor jugador del mundo. No sólo eso, Pep decidió en su primera visita al Bernabéu alejarle de la banda, donde había jugado siempre con Rijkaard, y situarle como falso delantero, más cerca del área. El resultado es que Messi ya no es sólo el mejor futbolista del mundo, sino que también se ha convertido en el mejor goleador de todos los tiempos con récords estratosféricos.

Todos estos cambios también puede hacerlos suyos Tito Vilanova, que el año que viene tendrá que saber manejar el vestuario como lo había hecho Guardiola hasta ahora. Y también a Messi, que ha crecido hasta convertirse en un gigante. Vilanova tendrá que saber dirigirle entre su gloria azulgrana y sus ansias albicelestes.