Atlético de Madrid

Viena

El otro gol de Torres

La Razón
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KIEV- Fernando Torres había dejado de ser hace tiempo el héroe de Viena. Su gol en la final ante Alemania quedó para la historia, pero la memoria es más frágil que los libros y el fútbol no tiene ninguna. Estuvo a punto de quedarse fuera del Mundial, pero forzó su recuperación para estar a tiempo. Era un futbolista secundario en Suráfrica, limitado por sus dolencias, pero un futbolista de esos que siempre piensa en el equipo. No marcó en todo el torneo y, dos temporadas después, su fútbol pareció haberse quedado parado en aquella carrera con Lahm que le abrió el camino del gol de su vida. Peligró su puesto incluso en la Eurocopa, pero su buen final de temporada con el Chelsea y el respeto que tiene el seleccionador a los jugadores que considera «del equipo» convencieron a Del Bosque de que debía hacerle un hueco en el viaje a Polonia y Ucrania.

Ayer, cuatro años después, volvió a marcar en una final. Villa, su amigo, miraba desde la grada. El asturiano tampoco pudo disputar el partido definitivo hace cuatro años por culpa de una lesión. Otra, aunque no le impidió ser el máximo goleador de la Eurocopa. Y entonces, apareció Fernando para marcar su gol, el único del campeonato, el gol que valía una Eurocopa.

Este año no estaba Villa y Fernando sentía la responsabilidad de sustituirlo, pero no sólo en noventa minutos. Era una sustitución prolongada. Y Torres no falló. Aunque sólo haya sido titular en dos partidos y ante Portugal no disputara ni un minuto, ayer recibió el premio al máximo goleador de esta Eurocopa. Marcó un gol, el tercero en el torneo para él, pero necesitaba algo más. Estaba empatado con Dzagoev, Mandzukic, Cristiano y Mario Gómez. Pero el premio al futbolista habitualmente más egoísta, al que más goles marca, lo terminó decidiendo la generosidad. Después de marcar, eligió la solidaridad para ganar el trofeo. Podía marcar de nuevo, pero vio a Mata y le cedió la gloria, esa nota en la historia que dirá que marcó el cuarto en la final contra Italia. Pero fue ese pase, precisamente, el que lo nombró como máximo goleador por ser de todos los que habían marcado tres, el que más asistencias había regalado.