Pekín
Armas chinas para Gadafi
El Gobierno chino ha mantenido una actitud muy ambigua a lo largo de toda la guerra de Libia. Primero se inclinó a favor del coronel Muamar Gadafi y criticó la campaña aérea de la OTAN, aunque no la vetó y tampoco se opuso al embargo de armas. Meses después, recibió a líderes rebeldes en Pekín y les compró 160 millones de petróleo, dinero con el que pudieron financiar su guerrilla.
Ahora, un documento que el Consejo Nacional de Transición (CNT) considera auténtico, indica que empresas estatales chinas ofrecieron armas y municiones al dictador en las semanas previas a la caída de Trípoli. Desde Pekín se reconoció ayer que se habían realizado dichas negociaciones, pero a espaldas del Gobierno y sin llegar a cerrar ningún trato. «Hemos aclarado con las agencias implicadas que, en julio, Gadafi envió a su gente a China para establecer contactos con ciertos individuos de empresas chinas, sin ponerlo en conocimiento del Gobierno», aseguró una portavoz del Ministerio de Exteriores que se negó a dar más detalles. El supuesto documento acusatorio fue hallado por un periodista canadiense en oficinas abandonadas por los oficiales de Gadafi en Trípoli y demostraría que las empresas chinas ofrecieron misiles antitanque, lanzacohetes e, incluso, misiles para derribar aviones, además de armas ligeras y municiones. Todo, por valor de 140 millones de euros, se habría hecho llegar a través de terceros países como Argelia o Suráfrica, naciones que también ratificaron el embargo a Gadafi. Por su parte, el jefe de los rebeldes, Omar Hariri, cree estar «casi seguro» de que las armas no sólo fueron vendidas, sino también enviadas y utilizadas contra sus hombres. Algo que, a su juicio, explicaría la aparición de material nuevo en el campo de batalla.
«Tenemos pruebas de los acuerdos entre China y Gadafi y tenemos todos los documentos para probarlo», declaró su portavoz, Abdulrahman Busin, a «The New York Times», en las que aseguró que «al menos otros diez gobiernos» han mandado armas a Gadafi a pesar de la resolución de la ONU. El incidente podría tener consecuencias muy graves para los intereses chinos. Los rebeldes, que aún no han recibido el reconocimiento oficial de Pekín, ya sugirieron la semana pasada que podrían «revisar» los millonarios acuerdos firmados entre Gadafi y China, haciendo perder al gigante asiático buena parte de los 14.000 millones de dólares invertidos. China es el tercer cliente del petróleo libio y uno de los países que más lazos mantenía con el régimen de Gadafi. De hecho, cuando estallaron las revueltas, más de 35.000 obreros chinos fueron repatriados a casa.
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