Cuba

Benedicto XVI: «Cuba y el mundo necesitan cambios»

Benedicto XVI: «Cuba y el mundo necesitan cambios»
Benedicto XVI: «Cuba y el mundo necesitan cambios»larazon

En la plaza de la Revolución de La Habana, rodeado de las imágenes del Ché Guevara y de Camilo Cienfuegos y bajo el gigantesco monumento a José Martí, héroe nacional, Benedicto XVI habló ayer a los cubanos de libertad, verdad y cambio en la homilía de la misa que presidió. Cientos de miles de personas, entre los que se encontraba el presidente Raúl Castro, participaron en la Eucaristía, en la que el Papa dijo que «Cuba y el mundo necesitan cambios», pero que éstos sólo se producirán a través del «amor, la reconciliación y la fraternidad».

El Pontífice también insistió en la necesidad de que las reformas lleguen a través del diálogo y la negociación durante su discurso en la ceremonia de despedida en el aeropuerto de La Habana. Instó a los cubanos a que construyan una sociedad «de amplios horizontes, renovada y reconciliada», en la que todos «se sientan protagonistas». «Que nadie se vea impedido de sumarse a esta apasionante tarea por la limitación de sus libertades fundamentales, ni eximido de ella por desidia o carencia de recursos materiales», pidió, subrayando que el bloqueo que Estados Unidos realiza a Cuba agrava esta situación y aumenta las dificultades de la población.
Antes de tomar el vuelo que le llevó de regreso a Roma, Benedicto XVI solicitó que se destierren «posiciones inamovibles y puntos de vista unilaterales» de manera que pueda nacer un diálogo «paciente y sincero» que haga nacer «nuevas esperanzas». Para ello hay que «renunciar al odio y a nuestro corazón duro y ciego», lo que impulsará la libertad.

La lectura del Evangelio de San Juan, correspondiente al día de ayer, propició las palabras del Pontífice sobre la libertad en la homilía de la misa. «Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres», afirmó citando al evangelista. Al explicar esta frase subrayó que es Jesucristo el único que puede mostrar «la verdad y dar la genuina libertad». Ligando estos dos conceptos explicó que la verdad «es un anhelo» del ser humano, que debe realizar un «ejercicio de auténtico libertad» para buscarla.

En la homilía, Benedicto XVI abundó sobre uno de los puntos claves de la visita: la mejora de la libertad religiosa en Cuba y la consecución de más presencia social para la Iglesia católica. La comunidad cristiana necesita «proclamar y celebrar la fe también públicamente», recordó. Se han dado pasos positivos en este sentido pero es necesario «seguir adelante», por lo que el régimen cubano debe «reforzar lo ya alcanzado y avanzar por este camino». Los fieles católicos, subrayó el Papa, tienen derecho a contribuir en la edificación de la sociedad y, además, con su labor favorecen la convivencia, la paz y el desarrollo armónico.

Cuando la Iglesia pide este mayor respeto a la libertad religiosa no está «reclamando privilegio alguno», sino que se limita a seguir su misión. Para desarrollarlo en mejores condiciones, el Papa solicitó al régimen cubano un mayor espacio público, de forma particular en el campo de la enseñanza. «La Iglesia busca dar testimonio en su predicación y enseñanza, tanto en la catequesis como en ámbitos escolares y universitarios», dijo el Pontífice, expresando luego su esperanza de que «pronto» lleguen estas mejoras. En su discurso de despedida en el aeropuerto de La Habana también subrayó que el viaje «abre el horizonte a inusitadas y beneficiosas perspectivas».

La misa se desarrolló en un ambiente de gran recogimiento. La multitud que escuchó al Papa no le interrumpió en ningún momento ni lanzó consignas. Sólo antes de que llegase el Pontífice se gritaron algunos vivas. Uno de los eslóganes era «Benedicto, Benedicto, confírmanos en Cristo», que reflejaba las aspiraciones que buena parte de los cubanos tenían de la visita del Papa.

 

Los hábitos y las banderas de EE UU vuelven a la habana
Las religiosas brigidinas son parte de las 300 monjas y consagradas que sirven a la Iglesia y a los cubanos. Tras el triunfo revolucionario en la isla en 1959, se desató una persecución contra la Iglesia en la que fueron directamente expulsados de Cuba 131 sacerdotes y de otros 500 se dice que marcharon «por propia voluntad». De las 158 comunidades religiosas femeninas existentes en Cuba en ese momento quedaron 43, y de 2.500 monjas hoy sólo quedan unas 300 religiosas. Tras la caída de la URSS y la visita de Juan Pablo II, algunas condiciones mejoraron, pero el régimen permite solo con cuentagotas la existencia de centros educativos, asistenciales o sanitarios de la Iglesia. En teoría, el régimen provee.