Islamabad
Las apuestas manchan el «orgullo» de Pakistán
Sólo les quedaba el cricket para soportar una vida política incendiada por el terrorismo: un escándalo de apuestas acaba con la ilusión del deporte nacional
Pakistán vive uno de los momentos más tristes de la historia de su deporte nacional, el cricket, después de que tres de sus mejores jugadores fueran encarcelados por corrupción en Inglaterra el pasado 3 de noviembre. El «orgullo» de los paquistaníes se ha visto humillado por un fraude de apuestas en un partido en el Lord's Cricket Ground en el que Inglaterra derrotó a Pakistán en agosto de 2010.
Los imputados son el ex capitán del equipo nacional, Salman Butt, sentenciado a 30 meses de cárcel, los jugadores Mohammad Asif, que cumplirá un año de prisión, y Mohammad Aamer, seis meses de cárcel. El empresario Mazhar Majeed ha sido condenado a dos años y ocho meses de cárcel como organizador de la estafa de apuestas.
Según el informe de la investigación policial, el resultado del partido fue amañado a favor de Inglaterra. Majeed, el principal estafador, se embolsó 150.000 libras esterlinas (unos 175.500 euros) en el fraude, y pactó con los tres jugadores condenados para que fallaran en sus lanzamientos y así hacer que Pakistán perdiera el partido.
Casi una religión
En un país donde el cricket no es sólo una pasión sino una religión, esta triste noticia ha conmocionado a toda la nación. Este «sacro» deporte es lo único que une realmente a los paquistaníes sin distinción de clase, etnia o religión. Cuando cae la tarde en cualquier parque, campo abierto o calle del vecindario se puede disfrutar de un partido de cricket.
Por ese motivo, en el corazón de cada paquistaní reside un profundo rencor hacia las tres figuras del cricket que han deshonrado este noble deporte, decepcionado a sus aficionados y traicionado a su nación.
La Junta de Cricket de Pakistán (PCB, en sus siglas en inglés) calificó la estafa como «el equivalente a una traición para la nación», y advirtió que, a partir de ahora, «tomarán medidas estrictas» y que «una falta podría dar lugar a la suspensión del jugador».
No es de extrañar que una multitud de paquistaníes encolerizados haya salido a las calles a protestar en contra de los tres jugadores de cricket y quemar sus fotografías como si se tratara de una bandera estadounidense.
«Esto es lo último que le faltaba a Pakistán, que ya arrastra una larga lista de problemas internos y externos», lamenta Amir Sohail, ex jugador de cricket devenido en político. Sohail saltó a la palestra política hace unos meses cuando se unió a la Liga Musulmana-N, el partido del ex ministro paquistaní Nawaz Sharif.
Según el ex capitán de cricket, «en estos momentos es cuando Pakistán necesita tener una buena imagen en el exterior porque está atravesando la peor crisis de confianza a nivel internacional». Sohail reconoce que hay corrupción a todos los niveles del país, pero nunca, hasta ahora, en el cricket «había habido un escándalo de corrupción», insiste.
Sin embargo, el reputado comentarista de cricket y ex jugador profesional Sarfrat Nawaz tiene una opinión diferente. «La corrupción en el cricket de Pakistán tiene una larga historia», afirma a LA RAZÓN, que señala como principal implicado a la propia Unidad Anticorrupción (ACU, en sus siglas en inglés) del Comité Internacional de Cricket (ICC). «Si el ACU hubiera, realmente, trabajado para prevenir la corrupción en el deporte del cricket, incidentes como éste no hubieran ocurrido», denuncia Nawaz. «Ha llegado el momento de que Pakistán haga una reflexión profunda si quiere salvar la reputación de su deporte nacional», concluye.
«No necesitamos jugadores de cricket que venden su alma al diablo. Nuestro equipo nacional de cricket debería estar formado por deportistas profesionales que jueguen por el honor», sostiene el ex jugador. «Estos son tiempos difíciles, pero estoy seguro de que podemos salir de esta situación», manifiesta esperanzado.
La gran estrella de la historia del cricket en Pakistán Imran Khan se tomó el escándalo de la apuestas como «una ofensa personal», indica a LA RAZÓN su abogado, Omar Cheema. Khan que abandonó el cricket por la política y se encuentra de gira por el país con una campaña bajo el lema «Salvar Pakistán». En declaraciones a los medios, a esta estrella del cricket le parecía «imposible» que el equipo nacional de Pakistán participara «en un escándalo como este». «Es una vergüenza para el mundo del cricket», condenó.
A pesar de que la Junta de Cricket de Pakistán se ha mostrado dispuesta a limpiar este deporte, pasarán muchos años hasta que se pueda olvidar uno de los peores escándalos en el cricket desde que el capitán surafricano Cronje Hansie fue suspendido de por vida en el año 2000. Pakistán también se enfrenta a un reto enorme para atraer competiciones internacionales al país, después del atentado terrorista contra el equipo de Sri Lanka en Lahore, en marzo de 2009.
Del campo a la política
La carrera política se ha convertido en una opción lucrativa para ex artistas y ex deportistas en el subcontinente indio. El legendario y atractivo Imran Khan fue el primer jugador de cricket paquistaní que se subió al tren de la política, seguido de Mohamed Azharuddin de Navjot Singh Sidhu en la India. Khan formó en Pakistán el partido «Tehreek-e-Insaf» y Azharuddin decidió unirse al partido opositor indio «The Indian National Congress», mientras que su compatriota Sidhu se unió al «Bharatiya Janata Party». En Pakistán, otra estrella del cricket Sarfraz Nawas, conocido como «el gurú del swing», hizo otro giro hacia la política y se unió, en un principio, al MQM, pero cuando ganó las elecciones de 2008 el Partido Popular de Pakistán, del presidente Asif Ali Zardari, se cambió de «chaqueta» política. El último ha sido el elegante ex capitán Amir Sohail, que se ha unido al PMl-N, el partido de Nawaz Sharif.
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