España

Vuelve la presión: las tensiones sacuden al mercado

El Ibex pierde un 3,92%, la cuarta mayor caída del año 

Foto: Efe
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Madrid- El «efecto Draghi» se secó definitivamente ayer y el mercado se decantó por las ventas con la percepción de que aún no hay nada resuelto en España, sino más bien al revés, como demuestra que la violenta manifestación de la víspera enfrente del Congreso ocupara un lugar destacado en las portadas internacionales. La imagen que el mundo tuvo de nuestro país fue más cercana a la de Grecia que a la de un país solvente, y la prima de riesgo de invertir en deuda española se disparó un 10,67%, hasta los 460,8 puntos básicos, el máximo desde el pasado 5 de septiembre. Fue el primer aviso de unos inversores cansados de escuchar palabras de esperanza en la zona euro sin observar acciones que respalden una solvencia cada vez más degradada.

El interés del bono a diez años superó la barrera del 6% –hasta el 6,064%– por primera vez desde el 6 de septiembre, cuando el presidente del BCE, Mario Draghi, confirmó que la institución comprará bonos de los países en apuros con un vencimiento de hasta tres años si los gobiernos piden ayuda a la UE. Ningún estado ha pedido financiación europea desde entonces, por lo que la institución no ha actuado en el mercado secundario.

Además, Alemania, Finlandia y Holanda no «tragan» ni con el plan de compra de deuda de Draghi ni con la posibilidad de que el fondo de rescate permanente asuma las posibles pérdidas de la línea de crédito concedida a la banca española. Las nuevas trabas a una ayuda que ya estaba pactada trasladaron al mercado la sensación de que la UE está de cualquier forma menos unida, y de que tantas cumbres no han servido para nada.

Rebaja inminente de rating
La agencia de calificación crediticia Moody's tiene que tomar en los próximos días una decisión sobre la nota de la deuda de nuestro país, y todo indica que el rating de España abandonará la categoría de inversión (Baa3, nota actual) para entrar en la de bono basura (ranking de Ba). En términos de mercado, esta calificación supone que la agencia considera «dudoso» que el Estado español pague todas sus deudas. Este movimiento precipitaría la petición de ayuda a la UE, pues el país tendría muchas más dificultades para refinanciar su cada vez más abultada deuda en los mercados.

El mercado de valores no cotizó ajeno a todo lo anterior y el Ibex 35 se dejó un 3,92% en su mayor caída desde julio. El desplome del selectivo lideró las caídas del viejo continente y arrastró al resto de índices al terreno de las pérdidas. Once compañías españolas perdieron más de un 5% de su capitalización, con especial castigo entre las empresas de renovables y las constructoras, en una jornada en la que sólo Enagás esquivó los recortes. Si España pierde solvencia, las empresas lo tendrán aún más difícil para financiarse.

En este escenario, los inversores también prestan atención a la auditoría que prepara Oliver Wyman, que será la que cifre la ayuda europea que necesitará el sector financiero. Si no hay sorpresas, la cifra no superará los 62.000 millones.

Ése fue el escenario que dibujó el mercado en la jornada previa a la presentación de los Presupuestos Generales de 2013, que prometen ser los más austeros de la democracia española. Al Gobierno le quedan tres meses para cuadrar las cuentas de este ejercicio y dejar el déficit en el 4,5% del PIB (es decir, gastar unos 47.300 millones de euros más de los que ingrese), una cifra que hace un mes ya había superado en casi 3.000 millones. Además, deberá confiar en que las CC AA dejen el desvío en el 1,5%.