Barcelona
El PP afianza su avance en Cataluña y crece en todas las provincias
Nunca un bronce supo tanto a gloria. El tercer puesto que el PP logró ayer en Cataluña tuvo el mismo efecto para el candidato Jorge Fernández que colgarse una medalla de oro. Porque después de una larga travesía en el desierto catalán, el PP dio un último paso en su largo proceso de normalización. La familia popular certificó que los 18 diputados que Alicia Sánchez-Camacho logró hace un año en las elecciones autonómicas no fueron flor de un día. Fueron apuntalados en las municipales de mayo, con 453 concejales, y por los 11 diputados de ayer, creciendo en votos en todas las provincias.
BARCELONA- Aunque no se repitió el récord de doce diputados que Josep Piqué logró en 2000, en el hotel Grand Marina se descorcharon botellas de cava para brindar por el paso de 8 a 11 diputados y, sobre todo, por el pasaporte que el candidato por Girona, Enric Millo, obtiene para entrar en el Congreso de los Diputados. El escaño de Girona, la única provincia que no tenía representación del PP, simboliza la normalización del partido en Cataluña. «Hemos aprobado la asignatura pendiente de Girona», dijo Fernández, que compareció con la presidenta de la formación y los siete diputados electos por Barcelona.
Jaque al bipartidismo
Fernández se mostró encantado con el resultado porque ha conseguido romper con el bipartidismo en Cataluña, donde PSC y CiU se han disputado tradicionalmente las primeras plazas. Y lo ha hecho atrayendo hacia sus filas al votante socialista del área metropolitana de Barcelona, que a partir de ahora deberá replantearse si sigue conociéndose como el «cinturón rojo». También de Tarragona –en la capital ha quedado como primera fuerza– y el litoral de Girona. La ventaja que el PSC tenía sobre el PP en Cataluña –17 escaños en esta última legislatura– repercutía directamente en el Congreso. Ahora, sólo les separan tres escaños y 200.000 votos –en 2008 eran millón y medio–.
Consciente de que sin reducir la ventaja con el PSC le sería difícil obtener la llave a la Moncloa, Mariano Rajoy se entregó en cuerpo y alma a recorrer Cataluña esta legislatura, para desmentir que el PP es el lobo feroz que dibujan los socialistas. Cuatro años y 48 visitas después, recoge los frutos de esta estrategia que también le ha funcionado en Andalucía.
Fernández, como candidato del PP por Barcelona, acabó el periplo de Rajoy con una campaña tranquila y los catalanes le han respondido dándole un voto de confianza, sobre todo, pensando en el cambio como solución para superar la crisis económica. Sánchez-Camacho avanzó que el PP acepta la responsabilidad de salir de la crisis con humildad, ofreció diálogo y prometió que Rajoy será «el presidente de todos».
Al PP le ha constado más atraer al elector más conservador de CiU. Los 16 diputados que obtuvo la federación pueden leerse como un aval al pacto fiscal. Tanto Rajoy como Fernández durante la campaña no cerraron la puerta a negociar una nueva financiación, aunque ambos avisaron que primero hay que salir de la crisis. «Primum vivere, diende philosophari», le gusta decir a Fernández.
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