Bruselas

Escepticismo en Bélgica ante una próxima formación de gobierno

El recién nombrado nuevo formador de gobierno en Bélgica, el socialista francófono Elio Di Rupo, inicia hoy su misión en un clima de escepticismo y desconfianza de que esta vez pueda ser la definitiva para poner punto y final a una crisis política que dura ya casi un año.

El rey Alberto II de Bélgica encomendó anoche al líder socialista francófono formar un nuevo gobierno, una tarea que de llegar a buen puerto le convertiría en primer ministro. Di Rupo -cuyo partido fue el segundo más votado en las últimas elecciones tras los soberanistas flamencos del NV-A- aceptó la misión encomendada por el monarca para "adoptar todas las iniciativas útiles"para formar gobierno.


Los diarios flamencos y francófonos se han puesto por una vez de acuerdo en sus editoriales en señalar las dificultades de que el presidente del PS pueda formar gobierno por el desgaste que ha sufrido la política belga a lo largo de 338 días desde los últimos comicios. "Es difícil no caer en el cinismo y pensar que tendremos pronto primer ministro después de haber presenciado un folletín que dura ya once meses", señala el editorial del diario flamenco "Het Niewsblad".


En la misma línea, "De Staandard"justificaba su escepticismo en el hecho que Di Rupo ya fuera preformador de gobierno el pasado verano sin conseguir ningún avance. Por otro lado, el francófono "La Libre Beligue"destaca que Di Rupo se enfrenta a "un campo de minas", por las dificultades para llegar a una acuerdo que a su juicio ha provocado el partido de los flamencos soberanistas del N-VA.


Más optimista ha querido ser el primer ministro en funciones, el democristiano flamenco Yves Leterme, quien ha hecho llegar una mensaje de "buena suerte"al nuevo formador de gobierno. "Espero que el país pueda tener un nuevo ejecutivo en pie rápidamente", ha apuntado a la radio pública flamenca (VRT).


Desde los comicios del 13 de junio de 2010, ningún político había llegado a recibir el encargo oficial para encabezar un nuevo ejecutivo dado el bloqueo de las negociaciones entre partidos de cara a la creación de una coalición estable y a la reforma del Estado a la que todos se han comprometido.


Ante la compleja situación, Alberto II fue nombrando una serie de mediadores que trataron durante meses de allanar el camino con poco éxito. Si Di Rupo logra ser primer ministro, sería la primera vez en 30 años que un francófono se coloca al frente del Gobierno federal, un puesto que han copado en las últimas décadas los líderes flamencos, que representan a la parte más poblada del país.