Valencia
A la Presidencia con una difícil tarea
El equipo de Rajoy ya trabaja en la reforma laboral y en el recorte de gasto como primeras medidas. Sabe que se encontrará un país en la práctica intervenido
ZARAGOZA-Mariano Rajoy sabe que el verdadero reto que tiene por delante no es ganar las elecciones generales, sino gobernar un país en la práctica intervenido y en el que la herencia recibida le obligará desde un primer momento a tomar difíciles decisiones, en buena parte marcadas por Alemania y Francia. También sabe que es posible que no tenga ni los cien días de cortesía que recibe todo nuevo Gobierno antes de que la calle empiece a arder en protesta por sus primeras decisiones. Tan consciente es de lo que se le viene encima, que su equipo ya está trabajando en las primeras medidas que aprobará su Consejo de Ministros para activar nada más constituirse un proceso de reformas y de ajustes que «descoloque» –dicen en Génova– y disminuya la capacidad de reacción de la izquierda que se tire a la calle. Entre esos proyectos está la reforma laboral y un recorte del gasto público en todas las administraciones públicas.
Rajoy también es consciente de que está viviendo su mejor momento desde que llegó a la oposición. El balance de esta legislatura no puede ser más satisfactorio para él. Igual que la anterior fue un continuo remar en contra, en ésta el viento ha ido soplando siempre a su favor, desde que consiguió que su partido ganara unas elecciones gallegas que habían sido señaladas en el calendario por sus críticos, sobre todo por los de dentro de su partido, como el punto y final de su liderazgo después de haber ganado el polémico Congreso de Valencia.
A partir de aquellas elecciones, la economía no dejó de empeorar y su partido no ha dejado de recuperar poder territorial hasta llegar al histórico resultado de las autonómicas y municipales de mayo. A su manera, Rajoy ha conseguido presentarse a estos comicios con su equipo, con su estrategia y con su discurso. Y si deja que en estas elecciones sobrevivan algunos de los que no siente de ese equipo será porque «a estas alturas del partido» le da igual que estén o no estén, y lo que sin embargo sigue sin darle igual es abrirse conflictos innecesarios.
Con un guión de oposición monopolizado por la economía, y con una estrategia que parece inspirada en la teoría de cómo utilizar la energía de tu enemigo a tu favor, del nombrado tratado de «El arte de la guerra», Rajoy ha conseguido incluso cerrar la legislatura apuntándose dos tantos más: el adelanto electoral y la reforma constitucional, demandas que convirtió en lemas de su argumentario de oposición.
En el PP nadie discute lo que hace Rajoy, y hasta Aguirre aceptaría que Gallardón vaya como diputado. Es posible que su primer Gobierno se queme antes de que termine la legislatura, pero de momento ha conseguido que figure el apunte de que venció a todos los que después de la derrota de 2008, de manera más explícita, o de tapadillo, no creyeron en él.
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