España

La «ley Aído» fracasa en Francia

La Ley del Aborto española se inspiró, en parte, en la francesa. Los resultados de ésta no han sido los deseados.

La «ley Aído» fracasa en Francia
La «ley Aído» fracasa en Francialarazon

Bibiana Aído y Trinidad Jiménez no dejan de repetirlo: la nueva Ley del Aborto ofrece más garantías que la anterior y se adecúa a las legislaciones europeas. Además, gracias a la financiación de anticonceptivos y a la educación sexual en las escuelas, reducirá de forma significativa el número de interrupciones del embarazo, una cifra que no ha dejado de crecer en las últimas dos décadas. Sin embargo, la experiencia de otros países europeos demuestra más bien lo contrario. Leyes muy similares a la española implantadas hace una década, como la francesa, han logrado el efecto contrario: los embarazos no deseados no han disminuido y los abortos han seguido su escalada. Así lo demuestra un informe elaborado por el Ejecutivo francés y publicado este año, cuando se cumplen nueve de su ley del aborto, del 4 de julio de 2001. Aunque el aborto ya era legal desde 1975, en 2001 se amplió el plazo para llevarlo a cabo hasta las 12 semanas y se permitió que las menores abortaran sin permiso paterno. Además, se facilitó el acceso a anticonceptivos y se implantó la educación sexual en los colegios, algo que no ha evitado que Francia sea el segundo país europeo en número de abortos, tras Reino Unido. El estudio, titulado «Evaluación de las políticas de prevención de embarazos no deseados y de apoyo a las interrupciones voluntarias del embarazo», tiene una conclusión clara: «La difusión masiva de anticoncepción no ha disminuido el número de IVE [abortos], que se mantienen en cifras de 200.000 al año». - Anticonceptivos. El informe recuerda que Francia se caracteriza por una cobertura amplia de anticoncepción, con el 80 por ciento de los métodos dispensados bajo prescripción médica, «con una fuerte predominancia de la contracepción hormonal (píldora). Pero el nivel de fracasos anticonceptivos es preocupante: el 70 por ciento de los abortos fueron realizados a mujeres que tomaban anticonceptivos, y en el 42 por ciento de esos casos, la anticoncepción se basaba en un método médico teóricamente muy eficaz». Los autores del informe consideran que el 40 por ciento de las francesas se verán abocadas en algún momento de sus vidas a un aborto, y éste se convertirá en un «elemento estructural» de la vida de la mujer. Uno de cada tres embarazos en Francia es «imprevisto» y, de ellos, el 60 por ciento será interrumpido de forma voluntaria.- Píldora del día después. Al igual que hizo España en septiembre del año pasado, cuando fue aprobada la libre dispensación, Francia decidió en 2001 facilitar el acceso a la píldora del día después, también con el objetivo de reducir los abortos, «sobre todo en chicas jóvenes», como reconoce el estudio. Tampoco esta vía ha funcionado. El recurso a esta «anticoncepción de emergencia» aumentó un 72 por ciento entre los años 2000 y 2005 y, sin embargo «el número de interrupciones practicadas continúa estable». - Educación sexual. Tampoco la enseñanza sexual ha dado resultado. El informe señala que estos contenidos no se han tomado como una «obligación legal», y aboga por introducirlos a edades más tempranas. Sin embargo, reconoce que más que la enseñanza influyen otros factores, como las familias monopartentales, las dificultades económicas, el origen extranjero, etc.La objeción de los médicos se mantieneAlgo que no ha cambiado en casi una década de ley del aborto en el país vecino es el rechazo de los profesionales sanitarios a esta práctica. Al igual que ocurre ahora en España, Francia quiso generalizar la interrupción del embarazo como una intervención más en los hospitales y centros de salud, pero se dio de bruces con la negativa de la mayor parte de los médicos y de los enfermeros. Por ello ha tenido que fomentar el aborto «en casa», con la píldora RU-486. El informe del Gobierno galo reconoce que «la práctica de la interrupción voluntaria del embarazo sigue siendo poco atractiva para el personal sanitario».