Bruselas

Sobran pirómanos y faltan bomberos en la zona euro

Desde que arrancara la crisis financiera en 2007, que se precipitó con la caída de Lehman Brothers en septiembre de 2008, la metáfora del incendio ha sido la más apropiada para describir la voracidad de esta Gran Recesión

Yorgos Papandréu Primer ministro de Grecia
Yorgos Papandréu Primer ministro de Grecialarazon

BRUSELAS- Las llamas se extendieron no sólo de los bancos europeos a la economía real, sino que también han saltado entre los países de la eurozona (Grecia, Irlanda, Portugal, y ahora Italia), y amenazan a finales de año con descontrolarse en una nueva recaída económica, según advierte el BCE.

Pero los ciudadanos europeos no han encontrado en sus líderes los bomberos que los debían proteger, sino más bien unos pirómanos que han empeorado la situación. La falta de liderazgo europeo ha sido tan flagrante que ya son pocos los que no la señalan, dentro y fuera de la Unión, como la gasolina que ha extendido el fuego.

La gran opereta protagonizada por los europeos en el G-20, encabezada por el primer ministro griego Yorgos Papandréu y su inesperado amago de referéndum sobre el euro, prueba que en la UE no sólo faltan arquitectos para el futuro europeo, sino que sobran kamikazes que quieran echar la casa abajo.

Ausencias
Se podría haber incluido en este reportaje también a otros primeros espadas de la UE, como José Luis Rodríguez Zapatero que, con su tardanza en reconocer la gravedad de la crisis y aplicar la cura necesaria, ha llevado el desempleo en España a cinco millones de parados, uno de cada tres en la eurozona; o a líderes de la oposición como el griego Antonis Samaras, cuya tozudez ha puesto a la eurozona al borde del barranco, o incluso a dirigentes mundiales como Barack Obama, lento y titubeante también en su propio corral nacional. Pero, sin duda, éstos son los principales protagonistas del drama del euro.

 

Los protagonistas

Un hombre lento
José Manuel Durao Barroso
Presidente de la Comisión Europea


Como un pater familias romano, ha sido débil fuera de la Comisión y duro de puertas adentro. Durante los cuatro años de la crisis sus iniciativas y avisos no sólo han llegado a destiempo, sino que a menudo han sido tímidas para no molestar a gobiernos como el alemán. Le costó dar su apoyo a los eurobonos, rechazó un plan europeo para recapitalizar la banca, y las críticas al egoísmo de los Estados, que ha debilitado el espíritu comunitario, han llegado con tres años de retraso, como sus reproches a los estropicios del sector financiero.

Firme como el acero
Angela Merkel
Canciller alemana


La dirigente de la CDU retrasó el rescate griego, forzó el rescate irlandés al mencionar por primera vez la participación de la banca, ralentizó el refuerzo del fondo de rescate europeo y se ha opuesto frontalmente a un apoyo más decidido del BCE a los países en apuros. Los economistas coinciden en que la férrea austeridad que ha generalizado en la Unión ha empujado a la eurozona a las puertas de otra recesión.

El incorregible
Silvio Berlusconi
Primer ministro de Italia


Sus líos de faldas y tribunales eran asuntos nacionales para Bruselas hasta que los mercados pusieron a Italia en el centro del huracán el pasado verano. Su incapacidad para cumplir con las reformas que prometió para conseguir el apoyo del BCE le ha forzado a ponerse bajo la tutela del FMI, y dos rapapolvos de los líderes europeos en una semana. Todos temen que la tercera economía del euro, sin unas manos firmes al timón, arrastre a toda la eurozona.

El aprendiz de líder
Nicolas Sarkozy
Presidente francés


Su gran problema con el liderazgo es que no ha ejercido ninguno. El contrapeso que París representaba en el eje francoalemán ha quedado reducido al papel de mera comparsa de las iniciativas tejidas en Berlín, de las que luego ha oficiado de corista. Fue así con los dos rescates de Grecia, con la segunda recapitalización de la banca, con la quita de Grecia de un 50%; incluso no logró una mayor participación del BCE como escudo contra los mercados. El G-20 era su gran oportunidad, pero Papandréu le aguó la fiesta. para brillar, pero su agenda de prioridades quedó eclipsada por el recrudecimiento del problema griego esta semana en Cannes.

El más torpe de los faroles
Yorgos Papandréu
Primer ministro de Grecia


Hasta el pasado fin de semana, eurócratas, políticos y expertos coincidían en que el líder socialista griego se había comportado con coraje en la aplicación de un severo programa de reformas para poder recibir la ayuda internacional, necesaria para que su país saliese del agujero en que se precipitó con el anterior gobierno conservador. Sin embargo, esta imagen cayó en picado al convocar un referéndum por sorpresa para someter a votación popular el segundo rescate, que los líderes del euro sudaron para sacar adelante la semana pasada, y que incluía una condonación de la mitad de la deuda griega. El anuncio fue un farol para lograr el apoyo del líder conservador, Antoni Samaras, al programa de rescate, pero que ha costado 85.000 millones de pérdidas en bolsa en apenas unos días, un monumental enfado de los dirigentes europeos y una cumbre del G-20 perdida.