Literatura

Centro de Arte Reina Sofía

Carisma vanidad y ácaros por José Luis Alvite

La Razón
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Durante mucho tiempo tuve la idea de que en la política gallega había dos personajes de una categoría carismática indiscutible: uno era don Manuel Fraga, aquel tipo robusto e incontestable que asentía a regañadientes con un «no» y hablaba tan rápido que ni la radio era capaz de evacuar su voz a tiempo. El otro era, y es, Xosé Manuel Beiras, también un personaje algo atropellado e insolente, sin duda demoledor y audaz, un tipo que da la sensación de que cada idea que se le ocurre es el corrosivo que destruye la idea anterior. Hay quien dice que don Manuel se equivocó de tiempo y que por eso cometió el error histórico de ser fiel colaborador del franquismo cuando lo suyo era generar una ideología menos gregaria y más europea. En el caso de Beiras, tal vez se equivocó de público y le ocurre como al cantante de voz magnífica que se encuentra actuando para un auditorio de sordos. Su capacidad de convicción está limitada a un sector tenaz y entusiasta, pero muy reducido, lo que malogra la garra intimidatoria de su discurso vehemente y robusto, el ímpetu intelectual y oratorio de un tipo con fuerza de leñador y ropa de cafetero colombiano, siempre a medio camino entre el pensamiento y el lino, unido al aire por la hidra de su vanidad incontenible y sujeto al suelo por la toma de tierra de esa bufanda que se descuelga por su cuerpo como la estola de un misionero pagano. Ha sobrevivido a su ostracismo en el BNG y reaparece ahora con capacidad de arrastre suficiente para desmantelar a quienes fueron sus colegas y presentarse como una especie de apóstol vestido de terrateniente andino –invicta la vanidad, el gesto furibundo– dispuesto a que la suya no sea nunca una derrota por habérsele extinguido las ideas, sino por pasársele de moda la ropa, expuesto a que destruyan su aura los ácaros de su bufanda.