Crisis económica
La culpa es de Keynes
Quizá lo más predecible de esta crisis haya sido la búsqueda de un chivo expiatorio por parte de los políticos. Últimamente culpan a los especuladores de la crisis de confianza en la deuda soberana de países europeos. Lo curioso del asunto es que sólo especuladores con gran apetito por el riesgo podrían estar interesados en comprar deuda griega, portuguesa o española.¿Prestarían ustedes dinero a una corporación que cada año gasta un 10% más de lo que ingresa, que lo va seguir haciendo en los próximos años, y que todavía no ha articulado un plan para dejar de hacerlo? Yo tampoco, y mucho menos al 4% durante 10 años. La pregunta que cabe hacerse no es quién vende nuestra deuda, sino quién la compra, y la responsabilidad cabe exigírsela no a quien especula, sino al irresponsable que nos ha llevado a semejante situación.En algún momento, en los últimos años, alguien redescubrió a Keynes y decidió que es mediant el gasto público como se hace crecer a un país. Quizá olvidaron que ya no podemos imprimir dinero, y desde luego olvidaron mirar el ejemplo japonés, líder mundial en deuda pública y país en estancamiento económico desde hace veinticinco años.En medio de esta crisis de financiación, los mercados han vivido un minipánico que alcanzó tintes de capitulación el pasado jueves. Los riesgos en el medio plazo son evidentes, pero los momentos de pánico, donde las ventas son indiscriminadas, suelen dar lugar a puntos de inflexión al menos en el muy corto plazo. Un rebote temporal en el crédito y en la Bolsa es de esperar.
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