Presentación
Las dos caras de «Pitoño»: de «gorila» a niño bien
Afeitado, repeinado y con camisa de marca. «Pitoño» se despistó ayer durante los escasos 50 segundos en que los medios gráficos entran en la sala de vistas y dejó ver su nueva imagen por primera vez desde que comenzó el juicio
Es una línea de defensa más. Los abogados suelen aconsejar a sus defendidos que cuiden su imagen a la hora de entrar al juzgado. Lo normal es que salga de ellos incluso de forma inconsciente. Antonio Sánchez, «Pitoño», el principal acusado por la muerte de Álvaro Ussía, ya no tiene nada que ver con el típico portero de discoteca.
Ha cambiado su forma de vestir y hasta sus gestos dentro de la sala de vistas de la Audiencia Provincial, siempre educado y correcto, están premeditados, según los expertos. «Tiene que dar una imagen de persona controlada, y él lo sabe hacer porque ha trabajado la vigilancia de gente importante. Sabe estar», apuntó ayer Javier Urra, psicólogo forense. El doctor cree que la imagen en los juicios con jurado popular es importante. «El miembro del jurado está más expectante, sobre todo los primeros días, a ese tipo de estímulos. Las impresiones ayudan, pero no dejan de ser eso.
Además, los informes y testimonios de los médicos forenses serán determinantes», opinó. Pero la imagen no es sólo cuidar la vestimenta y el peinado, sino también los modales. El lenguaje no verbal, según Urra, es determinante: «Es más fácil mentir con la palabra que con los gestos», aseveró. Para un profesional de la psicología hay miles de detalles que para el resto pasan desapercibidos. «Las miradas, agachar la cabeza, hablar sin alterarse... En definitiva, mostrar sometimiento y muestra de arrepentimiento». Por su parte, el psiquiatra forense y criminólogo José Cabrera también observó ayer el cambio de imagen del principal acusado por la muerte de Ussía. «Quiere dar una imagen de ‘niño bien'. Te pones una chaqueta y parece que no has matado a nadie», subrayó. Lo cierto es que «Pitoño» se ha mostrado correcto y educado durante todas las sesiones del juicio. Habló sólo el primer día, y respondió correcto y sin titubear a las preguntas de la fiscal y las acusaciones. Tampoco hizo ningún gesto de reproche o disconformidad cuando los otros dos acusados declararon haberle visto con una o las dos rodillas sobre Ussía.
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