Ciencia y Tecnología
Una silla de ruedas dirigida con la nariz
Controlar el movimiento de una silla de ruedas, escribir o navegar por internet ya puede hacerse a golpe de nariz.
Un dispositivo desarrollado por científicos israelíes permite a las personas tetrapléjicas o con el llamado síndrome de cautiverio (ni se mueven, ni pueden comunicarse, pero su cerebro rige normalmente) hacerlo a través de su respiración. En el último número de la revista «Proceedings of the Nacional Academy of Sciences» se describe cómo el aparato permitió a pacientes que hasta ahora sólo podían comunicarse a través del pestañeo mover una silla de ruedas o escribir en el ordenador, aunque el sistema también permite «cambiar de canal o activar el aire acondicionado», avanza a LA RAZÓN Anton Plotkin, del Instituto Weizmann y uno de los artífices del aparato, junto a Noam Sobel y Aharon Weissbrod.
La premisa de la que partieron los científicos del Weizmann para desarrollar su sistema es sencilla: las personas tetrapléjicas, especialmente las que sufren el síndrome de cautiverio, tienen intacta la parte del cerebro asociada a la respiración. El aparato que desarrollaron consiste, pues, en un sensor que se inserta en la nariz de forma no invasiva, que identifica los cambios en la presión de la cavidad nasal y los convierte en señales eléctricas para que se traduzcan en movimiento.
El sistema de control interpreta la señal y la silla empieza a moverse tal y como le manda el enfermo. El código es sencillo: cuando la persona inhala dos veces, la silla va hacia delante.
Si exhala en dos ocasiones, para atrás. Espiración seguido de inspiración, a la izquierda y, la secuencia contraria, movimiento a la derecha. Los investigadores consiguieron que los pacientes consiguieran moverse sin problemas con 15 minutos de práctica. Otros enfermos utilizaron el «lenguaje de respiración» para jugar a la videoconsola y consiguieron una precisión similar a la de un ratón o un joystick.
Como confiesa Plotkin, lo mejor de su «invento» es haber dado voz a personas que hasta ahora sólo podían comunicarse a través del pestañeo. El neurólogo recuerda impresionado uno de los primeros mensajes que les envió una paciente: «Le dimos un ordenador (con el controlador de respiración) y nos escribió que lo primero que había que mejorar era el estante porque el ordenador se podía caer. ¿A quién le importa que se rompa un ordenador cuando tienes el síndrome de cautivero? En ese momento me di cuenta de lo asombrosa que es la gente que está atrapada en su cuerpo por estas enfermedades...».
¿Y cuándo estará listo? Los investigadores han solicitado la patente, pero, como dice Plotkin, es uno de los «extraños casos» en los que el desarrollo ya está totalmente completado. Ahora sólo esperan que alguien quiera comercializarlo.
Tres casos
1/ Primer contacto
Una mujer inmovilizada desde hacía siete meses por un ictus consiguió volver a respirar por sí misma, y en tres semanas, utilizaba el dispositivo para escribirse con su familia.
2/ Adiós al aislamiento
Un hombre con síndrome del cautiverio desde hace 18 años y que sólo se comunicaba con el pestañeo de un ojo escribió su nombre con la respiración tras 20 minutos de práctica.
3/ Una ventana a la web
Una tetrapléjica por culpa de una esclerosis múltiple muy avanzada fue capaz de escribir e-mails y navegar por internet por primera vez en 10 años.
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