Los Ángeles
Rosario:«Soy muy gitana negra»
La artista publica «Raskatriski», nombre del trabalenguas que le cantaba El Pescaílla cuando era pequeña
El arte le viene de casta y nunca duda en alzar la voz para defender a los suyos. En medio de las tensas relaciones entre Lolita y su otrora inseparable amiga Charo Vega –debido a que ésta desveló su supuesto «affaire» con Francisco Rivera–, Rosario ha salido a la palestra para defender a su hermana y, de paso, reivindicar que el artista lo es por méritos propios y no por los rumores que suscita. El escenario es la mejor forma de medir el duende y, sobre él, Rosario fluye con la naturalidad del que ha crecido a la luz de los focos. Orgullosa de su linaje, en sus actuaciones siempre hay un guiño hacia su gente y por ellos está dispuesta a dar lo mejor de sí.
Y es que la menor de los Flores lleva el arte en las venas. Desde chica sabía que sería artista y que lo suyo era cantar y bailar. Su madre, Lola Flores, «estaría orgullosa de Lolita y de mí, de cómo ofrecemos nuestro arte», ha dicho en varias ocasiones.
Un «mejunje» sentimental
Rosario coloca un nuevo disco en las tiendas en el que firma once canciones a ritmo de soul, pop, bossanova, rumba, baladas y gypsy funky. Lo titula así: «Raskatriski» (Universal), un trabalenguas que baila a ritmo de rumba catalana y que El Pescaílla le cantaba de pequeña. La artista asegura que un día entonó ese «Raskatriski» en una fiesta y los sentimientos que la inundaron la condujeron a crear el tema que da nombre al álbum. Grabado en Madrid y Los Ángeles bajo la producción de Fernando Illán, Rosario cuenta con la percusión de Luis Conte y la batería de Simon Phillips. La cantante regresa, así, después de cuatro años, con un trabajo de esencia latina y aflamencada: «Escribo los temas según vivo el día a día. En ellos plasmo mis inquietudes y alegrías. Cuando afloran, cojo mi guitarra y me sale una canción que ni yo sé qué condimentos tiene, pero resulta un mejunje de todos mis sentimientos. Cuando toma forma necesito echarlas para afuera», reconoce la cantante, que se considera carne de escenario.
De tal palo, tal astilla
Estos días ha arrasado en Almería, Barcelona, Manresa, Castellón y Tarragona, y volverá a actuar los días 6 y 7 de mayo en Granollers y Figueras (Gerona). Son temas personales, como «Nuestro amor», «una canción que deseo que a cada uno le recuerde su propia historia romántica y que la viva como yo la he sentido». En «Estoy cambiando», el single, cuyo vídeo ha sido grabado por su pareja, Pedro Lazaga, canta a la vida y pide a sus fans que lo hagan con ella, «que no me dejen sola», dice. Y en «Gypsy Funky» desvela «quién soy, que mis padres fueron El Pescaílla y Lola Flores, que nací con los duendes en el aire y que mi cuna fue una guitarra». Y prosigue: «Yo me siento muy "gypsy funky", porque soy muy gitana negra y he crecido con los ritmos flamencos y la rumba». Fue su sobrina Alba, hija de su hermano Antonio, quien le dio la idea de llevarla al escenario: «Tiene mucho arte», confiesa. Los suyos, Lola y Pedro Antonio, aún son chiquititos, «pero sí me gustaría que fueran artistas y que sintieran el arte».
Después de 20 años en la música, es fiel a su estilo, el mismo que creó junto a Antonio Flores, aunque también busca evolucionar hacia sonidos con bases americanas y negras porque, apunta, se identifica con ellos «pero sin olvidar mi esencia flamenca. Quiero componer cada día mejor y escribir buenos temas. Me queda mucho camino por recorrer. Y mucho por cantar y por decir».
El detalle
«LO PASAREMOS MAL»
Éste es ya su décimo disco desde que empezó con «De ley» en 1992, hace casi 20 años. Retoma su carrera después de haber publicado «Parte de mí» (2008), por el que recibió el Premio Ondas al Mejor Álbum del Año y la banda sonora de la serie «Cuéntame» (2009), que le valió una nominación a los Grammy Latinos de 2010. Es la autora de la letra de todas las canciones de su nuevo disco, que fue grabado entre septiembre y noviembre de 2010, a caballo entre Madrid y Los Ángeles. Sobre la situación de los derechos de autor y la ley «Antipiratería», Rosario saca su lado optimista: «La música es la medicina del alma, es mágica, y nunca se va a terminar, porque la gente joven otra cosa no hará, pero escuchar música, sí, y mucha. El Gobierno y la industria se tienen que poner de acuerdo y cambiar el modo de venderla; hasta entonces lo pasaremos mal».
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