Viena
«El Chacal» se enfrenta a su segunda cadena perpetua
PARÍS- De profesión: «revolucionario». Así detalla su identidad Ilich Ramírez Sánchez, alias «Carlos» o «El Chacal», cuando el presidente del tribunal exige a esta figura del terrorismo internacional que se presente. Es sólo el comienzo de un juicio que se abrió ayer y en el que el criminal deberá responder por una cadena de atentados cometidos en Francia a principios de los ochenta en los que murieron once personas y otras 150 resultaron heridas.
La ironía, la provocación y la arrogancia que han forjado a lo largo de los años el carácter de «El Chacal», un mercenario defensor de la causa palestina, seguían intactas pese a la casi década y media que el venezolano, de 62 años, lleva tras los barrotes de laprisión parisina de La Santé.
Desde su arresto en Sudán en 1994 por los Servicios Secretos franceses, una operación tachada de «secuestro» por sus abogados, «Carlos» no ha dormido un solo día fuera de la cárcel. Allí cumple una pena de reclusión perpetua por el triple asesinato en 1975 de dos policías galos y un informante. Aunque fue la toma de rehenes en Viena de once ministros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) a finales de ese año lo que le dio una dimensión internacional y supuso el inicio de su siniestra leyenda.
En una entrevista a un medio de comunicación venezolano publicada este fin de semana, el criminal reivindicaba la muerte de 1.500 a 2.000 personas en distintos atentados que no quiso, sin embargo, especificar y que hacen difícilmente demostrable tan truculento balance.
Hasta ahora, procesado y condenado únicamente por homicidio, «El Chacal» se sienta en el banquillo acusado por primera vez de delitos de terrorismo. Eso explica su comparecencia, hasta el próximo 16 de diciembre, ante un tribunal penal especial compuesto únicamente por magistrados y profesionales. Un proceso calificado de «injusto» y «discriminatorio» por su abogada y a la sazón esposa (aunque sin valor legal al casarse por el rito islámico), Isabelle Coutant- Peyre, que reclamó para su defendido un jurado popular.
«Carlos» aprovechó una intervención durante la sesión de tarde para afirmar, entre otras cosas, que el atentado contra un avión de Pan Am que en 1998 explotó cuando sobrevolaba la localidad escocesa de Lockerbie «no tiene nada que ver con los libios». Previamente, había aludido a otro atentado contra un avión de la compañía aérea UTA en 1989, que se saldó con la muerte de sus 170 ocupantes tras explotar cuando sobrevolaba el desierto del Sáhara, y lo hizo porque una asociación de familiares de víctimas se ha constituido en acusación particular en su proceso. «Carlos» insistió en que los familiares de las víctimas del atentado contra el vuelo de la UTA «no tienen nada que hacer» en este juicio.
Sobre «El Chacal» pesa una acusación por complicidad al ser el presunto cerebro de cuatro atentados contra varias líneas de tren y la sede parisina de la revista árabe «Al Watan Al Arabi», entre febrero de 1982 y finales de 1983. Una campaña mortal en la que fallecieron once personas y que, según la instrucción sospecha, estaba destinada a obtener la liberación de su entonces pareja, Magdalena Kopp, y el suizo Bruno Bréguet, detenidos en París en posesión de armas y explosivos.
Junto a «Carlos» son juzgados en rebeldía otros tres miembros de su organización. Entre ellos, el que fue su «brazo derecho», Johannes Weinrich, detenido en Alemania; la germana Christa Frohlich, huida en aquel país y el palestino Ali Kamal Al Issawi, en paradero desconocido.
Sin apoyo venezolano
Ante el tribunal que lo juzga en París, «Carlos» se quejó de la falta de fondos para financiar a sus abogados y culpó de esa situación a la Embajada venezolana en Francia, a la que acusó de «malversación» de los fondos que le habían prometido las autoridades de su país. Y es que Chávez nunca ha tenido gran interés por «El Chacal».
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