«Noche de miedo»: Temerás a tu vecino

No hay que pedirle peras al olmo y, menos, a un «remake» que supere la calidad de la película receseteada, aunque la presente y con todo divertida «Noche de miedo» haya conseguido salir decentemente de todo el asunto. Es cierto también: la película de terror «teen» estrenada en 1985 y que rodó Tom Holland para felicidad de numerosos adolescentes y frikis-gourments de medio mundo tiene la gracia y el encanto de ese tipo de producciones costeadas con cuatro dólares y medio muy bien aprovechados aunque tampoco se trata de un título clave del género. ¿El resultado? Un filme diseñado para espectadores jovencitos con las dosis precisas de erotismo sutil (la culpa la tiene Colin Farrell, todavía me pregunto por qué, a estas alturas de su carrera, aceptó el papel de vampiro malote, que interpreta poniendo caras bastante raras), amor, sangre y colmillos, enormes colmillos. Aunque en ciertos parajes al guión le tiemblan las piernas, y no de miedo precisamente, y la historia, repito, no dé para mucho, seguro que esta propuesta tan palomitera le da un buen mordisco a la taquilla. Y en toda la yugular, como el susodicho y demoniaco vecinito.